lunes, 29 de noviembre de 2010

Entrevista de Gerardo Boneque a Manuel López Azorín





ELPAIS.com Edición impresa Madrid. ENTREVISTA
"Madrid es la musa encubierta de muchos poemas"
MANUEL LÓPEZ AZORÍN CENTRO DE ESTUDIOS DE POESÍA
GERARDO BONEQUE - San Sebastián de los Reyes - 09/01/1997

Es un murciano que se ha dejado adoptar por Madrid y lleva 20 años colgado del verso. Manuel López Azorín fundó hace siete años en San Sebastián de los Reyes (58.000 habitantes) el colectivo Helicón de Poesía y Relato, y desde hace una década organiza sus tertulias de autor, por las que han pasado los principales creadores líricos españoles. Ahora, a los 50 años, se ha embarcado en su proyecto más ambicioso, la dirección del primer centro de estudios de poesía que se pone en marcha en España. La iniciativa cuenta con el apoyo de casi un centenar de poetas y de la Universidad Popular y el Ayuntamiento de San Sebastián, e inicia hoy su andadura, aunque su bautismo de fuego será el próximo mes de abril, cuando organice sus primeras jornadas de estudios poéticos en honor de José Hierro, el lírico que da nombre a la institución.Pregunta. ¿Qué pretende ser este nuevo centro?

Respuesta. Un lugar donde se pueda consultar documentación sobre la poesía española. Mucho más que una biblioteca. Para empezar, contamos con 800 volúmenes, pero también con artículos y críticas publicados sobre cada obra y cada autor, y con material fonográfico y videográfico.

P. ¿Qué tiene que ver lo audiovisual con la poesía?

R. Hoy está de moda el multimedia. Esa es la apuesta para el futuro. Tenemos voces de poetas de las generaciones del 98 y del 27 que nos ha cedido José Hierro, y además grabaciones de los poetas actuales. De esa manera se llega mejor a los jóvenes.

P. ¿Es Madrid un buen sitio para la poesía?

R. A primera vista una gran ciudad no da tiempo para la lírica, pero hay mucha gente que se acerca a la poesía, aunque reconoce que no la entiende. Ahí es donde entramos nosotros.

P. Castilla y Andalucía son tierras que han inspirado poemas, ¿también lo es Madrid?

R. Madrid es la musa encubierta de mucha poesía que se hace ahora. En un poema urbano cualquier sitio se puede parecer a cualquier otro.

P. ¿Por dónde camina ahora la creación poética en Madrid?

R. Puede que haya llegado la hora del poema breve para llegar a los madrileños, pese a sus eternas prisas. Es la poesía que se puede leer en el metro.

P. ¿Y las administraciones?

R. El Ayuntamiento de San Sebastián es un caso especial. Aquí se apostó por la poesía. Generalmente las administraciones la consideran minoritaria y no la apoyan mucho.

Centro de Estudios de Poesía. Universidad Popular José Hierro, de San Sebastián de los Reyes. Avenida de Bau Natal, 18, 7º teléfono, 654 43 58; fax, 653 55 81. De lunes a viernes, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00 horas.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Reseña de Enrique Villagrasa sobre el libro De la vida y otros ríos de Manuel López Azorín




Reseña de Enrique Villagrasa sobre el libro De la vida y otros ríos
Esta reseña se publico en el nº 31-32 de la revista Cuadernos del Matemático en diciembre de 2003


Manuel López Azorín: De la vida y otros ríos.

La editorial de poesía Huerga y Fierro presenta los magistrales poemas del murciano Manuel López Azorín (Moratalla, 1946) bajo el título manriquiano De la vida y otros ríos. Citas de Manrique, Fray Luis, Góngora, San Juan de la Cruz, Lope, Bécquer y Cernuda dan buena cuenta del bagaje literario y cultural de este poeta, quien canta a la vida con gozo y esperanza y lo hace como los grandes con el soneto: “El hecho de escribir es que me vale, / para poner al sol, mientras escribo, / la sombra en la que voy, como vencido, / envuelto en un temor que nadie sabe” (Pág.81) ¡Ahí es nada, diríase!

Es un libro que nace por la necesidad de gritar (ver el poema que abre el libro: Reseña del sujeto poético) y en su discurrir se transforma en liberación del cantar y del cantor (Ver el epílogo: Poema y vida) Es la primera impresión que se lleva el lector de este poemario necesario y justo: “La fuerza que me das es lo más cierto / de este sueño de vida que camina / por tu boca en la mía con un beso” (Pág. 57)
El poeta Manuel López Azorín escribe su obra al margen de las corrientes literarias establecidas. Y este poeta, que es hombre sabio y buena persona, ha elegido asunto para su poemario: libro que nace por necesidad como un llanto emocionado de desesperanza. Y el poeta lo ha comprendido en toda su verdad y magnitud y se ha servid0 de él, como decía Juan Valera, y lo ha convertido en canto de emocionante esperanza. Es una maravilla este poemario manojo de sonetos.

En este su séptimo libroel gran poeta López Azorín plasma sus interiores con evocadoras palabras y versos y plasma también los poderes del ánimo para ofrecernos poesía vital, desde el prólogo al epílogo ( donde además de cantar su dolor y su vida realiza un canto de admiración al soneto), pasando por los poemas de las cinco partes (De la vida. De los ojos. Del amor. De la duda y La casa del olvido) en las que se divide el libro: cuarenta y siete poemas de bellísima factura, comparables a los sonetos de mi también admirado Gabriel Bocángel: “Canté el dolor, llorando la alegría / y tan dulce tal vez canté mi pena / que todos la juzgaban por ajena / pero bien sabe el alma que era mía”

Creo firmemente que en los versos de estos sonetos admirables y magistrales se encarna la voz en palabra y vive presa en la página, con lamento y alegría, pero volando a lo más alto en ese su vuelo que no cesa.

Confieso que soy amigo y lector de Manuel López Azorín y que esta reseña es una lectura apasionada de su libro, pero cierta, y nada demuestra más la valía de un poeta como el encontrar buenos versos por él escritos y De la vida y otros ríos no sólo contiene buenos versos, es un excelente poemario donde el lenguaje se hace pura magia verbal, puro hechizo, fuerza plasmadora: “No quiero ver la risa derrotada / ni la nada de nieve por los ojos / ni intuir en el gesto los despojos / de lo que fue y no es a mi mirada” (Pág. 31)

Y escribo convencido, tras leer este poemario, que la poesía puede cambiar los pensamientos de las personas, y si ésta no sirve para buscar la belleza y convertirnos en mejores personas no sirve para nada.

Del poeta Manuel López Azorín se puede decir que es un agitador cultural- poético asombroso y apasionado, y transcribir lo que dice su ficha de la carátula: desde 1982 reside en San Sebastián de los Reyes (Madrid) Funda el colectivo “Helicón” de poesía y relato y los cuadernos de poesía “La música de la palabra”. Crea el programa que dirige y presenta con el nombre de “Tertulias de Autor”. Es Premio “Zenobia” de poesía 1993 por su libro Vértigo. En 1996 pone en marcha el Centro de Estudios de la Poesía en la U. P. “José Hierro”. Crea y dirige la revista “Poesía en la diana”. En 1997 publica Versos para después de una película. En 1998 publica Amar es mi ejercicio. En 1999 publica Un sueño hecho realidad. Premio “Viriato” de poesía por “El río de los ojos” , Premio “Ciudad de Alcobendas” en 1999. Premio “Ramón Rubial” en 2000 y Premio “Rafael Morales” por su poemario Libro del desconcierto.

Y se echa en falta, en esta bibliografía, el poemario Azul de los afectos (Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, 2001) que es un libro de poemas, de muchos poemas de factura tradicional, que tan bien domina, que nos hablan de la grandeza de alma y bondad del autor, de Manuel López Azorín, con unas sentidas líneas entre afectos y admiraciones del profesor y poeta Joaquín Benito de Lucas (X Premio Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina” con La mirada inocente (Hiperión), que sirven de introito admirable. Con un poema prólogo y sesenta y dos poemas Hombres, otros tantos poemas Mujeres y un epílogo donde – en este libro – el autor ofrece sus versos a sus amigos poetas y no poetas con todo su afecto, porque como cita en el epílogo de Azul de los afectos: “En deudas de amor / cuanto más mejor”. Son poemas vibrantes, como todos los suyos, evocadores y sugerentes como toda la obra de Manuel López Azorín , que no sé muy bien el porqué no tiene un premio Nacional de Poesía o de la Crítica. Es un maestro al que hay que (re)leer y estudiar.


Enrique Villagrasa González (Burbáguena, Teruel) es periodista, escritor y crítico literario. Publica sus reseñas literarias en “Qué leer” de Barcelona, “Turia” de Teruel y “Artes y letras” de El Heraldo de Aragón. Como poeta, algunos de sus trabajos han sido traducidos al francés, al árabe e italiano. De sus poemarios, entre otros, destacan Sílaba del anochecer, Límite infinito, Alzheimer, la otra voz y Paisajes. Reside en Tarragona.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Cristóbal López de la Manzanara: Reseña sobre el libro De la vida y otros ríos de Manuel López Azorín


Cristóbal López de la Manzanara:
con jersey de rombos.

Esta reseña escrita por Cristóbal López de la Manzanara, apareció en la revista de creación literaria Calicanto nº 14, primavera/verano del 2004, que edita el Grupo Literario Azuer, en Manzanares (Ciudad Real) , dirigida por Antonio García de Dionisio y en la que, López de la Manzanara, es miembro del consejo de redacción junto a Manuel Laespada, Teo Serna y Jerónimo Calero.

De la vida y otros ríos de Manuel López AzorínEditorial Huerga y Fierro. Año 2003.

Hoy que nos empeñamos en dar respuesta a la servidumbre de la poesía sin conseguirlo de manera alguna, pues el resultado es solamente palabra escrita que va colmando las ánforas de la filosofía del lenguaje con palabras sobre palabras, calumniando en definitiva la poesía, nos encontramos a veces con libros de corte místico y trasparentes, como en el caso, De la vida y otros ríos, que descabalan esas disquisiciones filosóficas sobre el metalenguaje de la poesía.
Ya en su Currículum Vitae López Azorín lo muestra a modo de poética como un historial clínico de urgencias, el autor nos dice que el tratamiento que hay para la vida y sus sombras es la poesía. Tesis que intenta argumentar, y lo consigue, a lo largo de todo este poemario. Postura valiente y arriesgada, más aún si casi todo el discurso está construido en sonetos; hacer que entraña mucho peligro a la hora de mantener el tono unitario durante toda la discusión de una obra. Forma poética que defiende a ultranza en el epílogo, Poema y vida donde se establecen a la vez dos discursos: el vital o poético, y el de la forma. La embriaguez de la vida en definitiva la consigue con la poesía.


Este libro es un diálogo del corazón, de un corazón condenado a muerte por el Cáncer y afortunadamente amnistiado por la ciencia. Parece como si en este poemario el autor nos dejara su testamento poético con un canto de realidad sin ningún tipo de concesión a ejercer el derecho de la intimidad. Un libro sostenido con una cimentación de nuestra poesía clásica tanto en el aspecto formal como en su componente temático.
En la primera parte, De la vida, López Azorín nos plantea el desarrollo y el desgajamiento de la metáfora “manriqueña” del río para dirigir su cauce poético y la condena a escribir como placebo de la muerte. Desarrolla el cauce del río poéticamente como símil del devenir de la vida y la contaminación del vivir con el tiempo. Así el poeta nos argumenta sobre el desvivir de lo vivido y asume el bagaje de escribir como un don que acaba con el hombre mismo.
En la segunda parte, De los ojos, argumenta la física del dolor a través de la expresión del llanto y la conjunción de la palabra. La apología del llanto como terapia del sentimiento, como emoción física del dolor que se reconduce hacia los ojos y de ellos brota. La licuefacción de la amargura, el lenguaje triste de los ojos.
Del amor, es otra parte de este “sonetario”, donde el sufrimiento lo muestra silente como refugio en su vocear sin palabras a través de los hechos de una soledad en la otra soledad, en la de la amada. El lenguaje silente de los besos arropando el desasosiego de una muerte que se medita a diario, secando la soledad de los ratos de la vida apuntalada con la muerte. El poeta en algunos poemas se pone en el lugar del otro, se mira en el silencio de la vida.
De la duda, es la parte donde se vislumbra la metáfora de la muerte como amenaza. Y la fe pronunciándose a través de amor como instinto de supervivencia. El amor es el paraíso, la muerte significa la expulsión del Edén.
La casa del olvido, compuesta por un solo poema nos dice de escribir como hecho de salvarse en la memoria y depositarse en los otros. La esperanza es el no-olvido.
Si al primer soneto el poeta lo titula Poesía-vida, como reafirmación de una coexistencia en el último poema al que nombra, Poema y vida vuelve a reafirmarse el diálogo de todo el libro al afirmar el autor que la creación poética, el poema, es el espacio, el microcosmos para sobrevivir.
En todo el desarrollo de este libro hay un instinto de supervivencia a través de la escritura. Si Baudelaire conseguía embriagar la poesía con el vino, López Azorín lo consigue con la misma vida. Para este poeta escribir y vida son sinónimos.

Cristóbal López de la Manzanara


Cristóbal López de la Manzanara (Membrilla, Ciudad Real) es Licenciado en Farmacia y en Ciencias Políticas y Sociológicas por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad compagina y desempeña de una manera responsable y rigurosa multitud de actividades, además de la poesía, en el mundo literario. Es subdirector de la revista Cuadernos del Matemático y redactor de Calicanto.

Como poeta ha publicado Episodios de la sed en 1988 (II Premio de Poesía Internacional Amado Nervo), Las pesadumbres del ozono (1991), La voz entre palabras (1998) y El cajón de la formas (2009) Está antologado en Cuba y Argentina y, recientemente, en una antología de poetas manchegos, Mar interior, que recoge algunos de los autores más importantes de Castilla la Mancha.
En el ámbito profesional ejerce como boticario en Getafe desde hace ya muchos años y en el entorno político tiene a su cargo la Tesorería de la Asociación de Empresarios de Farmacias de Madrid, (ADEFARMA) y es Secretario de la Asociación de
Usuarios de la Salud, (ASUSALUD).

domingo, 14 de noviembre de 2010

Poema de Francisco José Sevilla, de su libro 120 páginas de lluvia, para Mauel López Azorín.Publicado en el blog NEORRABIOSO

Foto:Francisco José Sevilla


domingo 8 de noviembre de 2009
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Fe de vida - FRANCISCO J. SEVILLA

............A Manuel López Azorín, por "Trasgo
............y por todo este sin tiempo a tiempo



De su jovial viajar será la muerte
estar, beber, gozar y amar la vida,
vibrando el río del ego henchida vida,
su flor de amor huyendo a viva muerte,

si acabará matándonos la vida
y acabará viviéndonos la muerte,
del reír del ego azahar en garza muerte
y amor rogar allá la huida vida.

¿Qué, no es bastante invento nuestra vida
que vuelva de inventarnos nuestra muerte,
y muerte argumentando obsequie vida,

y al día vivir del sol la rubia muerte,
viviendo de la muerte de la vida,
muriendo de la vida de la muerte?...


FRANCISCO J. SEVILLA,
120 Páginas sin lluvia, Amargord, Madrid, 2008, pág. 66
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Publicado por Neorrabioso en 14:56
Etiquetas: Batania, Sevilla Paco

Luis Alberto de Cuenca: Palabras de presentación para el libro De la vida y otros ríos de Manuel Lopez Azorín


Foto: Luis Alberto de Cuenca durante su cargo de Director de la Biblioteca Nacional (de F. J. Arcenillas)


Palabras de Luis Alberto de Cuenca
en la presentación del libro De la vida y otros ríos
(Huerga y Fierro. Madrid 2003)de Manuel López Azorín.




Es una alegría para mi volver al Círculo de Bellas Artes, y es una alegría muy especial esta vez porque el motivo de mi visita es presentar un nuevo libro de mi amigo Manuel López Azorín: éste que tengo en mis manos con el manriqueño título de De la vida y otros ríos.

El itinerario de la vida de Manuel es un caminar constante de la mano de la poesía. No quiero ser demasiado prolijo en la enumeración de sus continuas acciones en pro de la misma. Señalaré que es fundador del colectivo de poesía y relato “Helicón”, que ha diseñado y llevado adelante varios programas de difusión de la poesía (entre ellos está el Centro de Estudios de la Poesía en la U. P. José Hierro) y que su trayectoria poética es muy brillante, a juzgar por los premios y galardones que ha ido recibiendo. Una vida poética, en toda la acepción del término.

Y ahora Manuel nos sorprende con este nuevo libro, en el que se planta en el filo de la vida y camina decidido por esa estrecha y acerada línea para contarnos lo que ve mientras se mueve por esa cuerda floja, usando como equilibrio la barra de la palabra.

El poeta escoge el soneto como horma de sus pensamientos que, bien templados por el traje sutil de los catorce versos, se adaptan a diversos terrenos para buscar en todas partes el sentido de la vida. Y se lanza a los cuatro puntos cardinales para encontrar la vida allí donde se encuentre y traernos su secreto ya desentrañado. Y esos cuatro puntos cardinales se llaman “De la vida”, “De los ojos”, “Del amor” y “De la duda”.


Foto: Luis Alberto de Cuenca, Manuel López Azorín y el editor Antonio Huerga

Y Manuel sabe que esa búsqueda está herida desde el principio, que desde su nacimiento se sabe que será infructuosa. Pero eso no importa, porque el poeta se debe a su peregrinar en la palabra, y su triunfo está en el mismo camino, no en ese llegar inasible que nos está vedado.

La mirada de Manuel se va posando en diversos puntos. Unas veces amplía el arco de la visión, se hace panorámica y lo abarca todo; otras reduce el ángulo y se centra en un aspecto concreto, minuciosa. Pero siempre acaba su mirada posada en nuestros ojos, interpelándonos: porque sus preguntas son las preguntas que nos atañen a todos,

Y de vez en cuando López Azorín detiene su paso, y se detiene a preguntarse sobre el sentido de su búsqueda. Necesita a veces de un descanso y un respiro, de un alto para cotejar su hoja de ruta y preguntarse por qué escribir, por qué continuar un camino que se borra a cada instante, que no admite brújulas y se ríe de las señales. Y es la propia vida quien le recuerda entonces que él es poeta y que éste es su destino; que las palabras se le agolpan en la boca y en la mente pidiendo su lugar en el mundo, y que él es su único medio para que lleguen a nosotros. Y Manuel se mira en el espejo de un verso y allí encuentra su verdadero rostro, y sabe que la poesía le marca los pasos desde las líneas de la mano.

Los cuatro apartados me llaman, cada uno con su tonalidad distinta, con su afinación en diversos modos. El soneto es el instrumento —algunas veces pulsado con un plectro diferente, en los pocos poemas que no son sonetos—, pero la clave y el tono cambian según la dirección que se haya escogido. Como dije, todos me llegan con su música contenidamente triste. Pero si hubiera de quedarme con algún apartado, posiblemente escogería el último “De la duda”.

Quizá es mi talante, mi disposición actual la que me hace más proclive a afinar con esos sones. La cuestión es que mis ojos, tras posarse en las consideraciones manriqueñas de la primera parte, en los llantos liberadores de la segunda y en los besos salvadores de la tercera, se quedan imantados en la cuarta, impulsados por la fuerza que van cogiendo al ascender a la montaña de los pensamientos de Manuel López Azorín. Y ahí se quedan mis ojos engolfados, atrapados por el magnetismo de este laberinto de duda, por ese jardín de senderos que se bifurcan, y se retuercen, y vuelven sobre sus pasos, y al final estamos en el lugar del que habíamos salido, sólo que más aturdidos y más cansados y más viejos; y el sentido de la vida que se nos escapa por segundos, y se ríe en la cara de nuestro pensamiento burlado.



Y al final del libro, para salir del trance —o intentarlo—, ese poema de “La casa del olvido” que espero que Manuel haya escogido para su lectura, en el que se centra sobre el hecho de escribir, ese asunto que nos atormenta desde el envés de cada una de las palabras que escribimos.

No quiero robarle más tiempo a la lectura de Manuel. Estoy tan ansioso como ustedes por escuchar en la propia voz del poeta las palabras que ya he escuchado, internamente, en mi lectura personal. Sólo agradecerte, Manuel, que nos hayas regalado este itinerario de pensamientos que van naciendo a la orilla de la vida, impregnados de ella; este puñado de poemas que es un arroyo fresco en el que saciamos nuestra sed de poesía a la vez que vemos nuestro propio rostro reflejado en sus aguas.
LUIS ALBERTO DE CUENCA
Madrid, 2 de abril de 2003.





Luis Alberto de Cuenca y Prado (Madrid, 29 de diciembre de 1950) es filólogo, poeta, traductor y ensayista.

Casado en terceras nupcias con Alicia Mariño desde 2000, tiene dos hijos: Álvaro (1976) e Inés (1989). Interrumpió los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para licenciarse en Filología Clásica en 1973 en la Universidad Autónoma de Madrid. En 1976 obtiene el grado de Doctor en Filología clásica. Ha sido director del Instituto de Filología del CSIC y de la Biblioteca Nacional de España, así como Secretario de Estado de Cultura durante el gobierno de José María Aznar. De su actuación en este cargo cabe sobre todo destacar la puesta en marcha de la llamada "BLU" ("Biblioteca de Literatura Universal", creada sobre el modelo de la célebre colección de clásicos franceses "La Pléyade"), y la estimación del gremio de historietistas para la Medalla al Mérito en las Bellas Artes. Ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides, Calímaco, Charles Nodier y Gérard de Nerval. En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario. Parte de su obra ha sido traducida al francés, alemán, italiano, inglés y búlgaro.

En 2010 fue elegido académico de número de la Real Academia de la Historia.


Desde Los retratos(1971, hasta su último libro hasta la fecha,El reino blanco (2010), su obra poética suma con las antología, más de cuarenta publicaciones, entre otros cabe de destacar una primera etapa con poemarios como Elsinore(1972), Scholia (1978)Necrofilia (1983) y Breviora(1984). En su poesía se funden el estudioso y el creador, sin que ninguna de las dos facetas corrompa a la otra.

Es con el poemario La caja de plata (1985) que inicia una nueva etapa donde la poesía transcendental convive con lo cotidiano, con libros como Nausicas,(1991), El hacha y la rosa (1993), Animales donmésticos (1995), Por fuertes y fronteras (1996), Sin miedo ni esperanza (2002), Ahora y siempre (2004) y La vida en llamas (2006),

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Comentario sobre Manuel López Azorín en el blog Pensamientos de un eucariotico, de J. Álvaro Gómez

Pensamientos de un eucariotico (Blog de J. Álvaro Gómez)





viernes 17 de septiembre de 2010
Viernes cultureta; Manuel López Azorín

Hace un tiempo que iba a escribir de mi amigo Manuel López Azorín, poeta y figura representativa, en San Sebastián de los Reyes, de la poesía.
Manuel no es de esos autores pedantes, ni de los que se creen superiores por haber publicado libros de poemas; todo lo contrario. Manolo es cercano, es colaborador y amante de los poemas de todo aquel que se le acerqué. Nosotros nos conocimos hace mucho tiempo aunque, hasta ahora, no habíamos tenido ningún contacto. Él se prestó a leer mi libro, a avisarme de ciertas mejoras sobre algunos conceptos y a tomarnos, como no, alguna que otra cerveza.
EL diálogo con él es agradable, entre comentarios del mundo y de la vida, te llena de anécdotas de su época como presentador de "Tertulias de autor", del Canal Norte T.V.


He leído dos de sus libros, "La ceniza y la espuma " (editorial Sial/Fugger) y "Libro del desconcierto"(Colección Melibea, Talavera de la Reina), y los dos me han encantado.






¿Esto es la poesía?


Atrapar un instante del tiempo.
Perpetuar la vida con las palabras que cantan
realidades y sueños.
(La vida claridad emocional del aliento)
Eternizar instantes
con la magia del ritmo, con la música,
diciendo mucho más de lo que cantan
entre bruma de los significados,
la claridad de los significantes.
Ayer, ahora, luego...
Todo cabe
unido, entelazado,
en planos superpuestos ya sin tiempo.
La realidad y el sueño
mostrándose en palabras que emocionan
porque llegan y tocan los sentidos.
¿Esto es la poesía?

Del libro: La ceniza y la espuma

Esto es poesía para mi, como escribe Manolo, atrapar un instante y que signifique mucho más que lo que quieren decir las palabras. Es bello, ¿no?

¿Será verdad?

¿Será verdad que cuando pasa el tiempo
con sus dedos de niebla distorsiona
lo que fue realidad y, a nuestros ojos,
de otro color asoma?
¿Será verdad que el tiempo con su niebla,
con sus alas de humo se trasforma
y lo que antes veían nuestros ojos
ya no es igual ahora?
¿Será verdad que el tiempo no es el mismo
y lo que ayer vivimos se amontona,
cambia dentro, en nosotros, y los ojos
del alma lo atesoran?
¿Será verdad que mítico se vuelve
con el paso del tiempo y que se torna
un tiempo d otro tiempo por los ojos
ya sin tiempo ni norma?
¿Será tan solo, todo, el triste sueño
de un soñado espejismo que se borra
en el preciso instante en que los ojos
se abrazan a la sombra?

De: Libro del desconcierto
De este libro me encantan Para morir, Giras, Nos besa el mismo mar o Me gusta cuando alargas las vocales (me gusta muchísimo y tiene un aire a Neruda)

Me gusta cuando alargas las vocales
al final de palabra
y las dejas volando por el aire
como palomas blancas.
Un musical zureo,dulce y suave,
de sílabas que cantan...
parece cuando sueltas las palabras
al aire.
Y en volandas
se cuelgan, aletean las vocales...
y se mecen, se mecen mientras hablas.

De. Libro del desconcierto

Os recomiendo a este amigo-autor, os gustará.

Publicado Pensamientos de un eucariotico
por J.Álvaro Gómez el 17 de septiembre de 2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

Palabras de Jesús Riosalido para el libro Crónica de Babel de Manuel López Azorín



Palabras de Jesús Riosalido para Crónica de Babel

Crónica de Babel obtuvo el Premio Almedina 2002 y fue publicado por la Asociación Almedina, Madrid, 2003.

En una línea poética diferente a libros anteriores, el autor nos sorprende en esta ocasión con una vibrante llamada a la Paz en el mundo en general, pero sobretodo en Oriente Medio, una de las regiones hasta hoy más amenazadas de nuestro planeta.
Como quien, a pesar de predicar en el desierto, confía en que alguien le oiga, Manuel López Azorín se refiere a las tres religiones reveladas, al Judaismo, al Cristianismo y al Islam y les pide concordia y superación de sus diferencias: Tres símbolos de amor / alientan tres caminos con promesas / de paraíso eterno. / Tres símbolos de amor / reescriben los caminos con palabras / de confusión y desencuentro. / Tres símbolos: / estrella de David, cruz, media luna, / en una incomprensible y ciega lucha.
Crónica de Babel es un libro intenso y más que nunca necesario, en el que López Azorín, con un gran sentido crítico y lírico, apuesta por la concordia
y la superación de conflictos, a través del respeto por la vida, la tolerancia, el silencio, el amor, y finalmente el olvido. Rechaza el terrorismo pero también todo tipo de violencia, y concluye con un hermoso y esperanzador mensaje: Babel no es destrucción, hay que aprender, / a no inmolar en nombre de la idea, / en nombre de nación, nombre de fe, / a creer en el hombre / para crecer, crecernos sin desorden. Porque a pesar de tanta muerte hay que entender y convivir en paz pueblo con pueblo, / “como si nada hubiera sucedido”.

Jesús Riosalido
2002


Foto: Manuel López Azorín con Jesús Riosalido


Jesús Riosalido (Madrid, 1937), es Diplomatico de profesión, Embajador de España en diferentes países, los últimos destinos fueron: Siria, Zimbawue, Kuwait, donde se jubiló, ha dedicado gran parte de su vida a la Literatura y al Orientalismo y, especialmente, a la poesía.

Se inició con un libro en el que rescataba la antigua tradición española del zéjel bajo el título de Zéjel del libro de amor y algunos más, publicado por Ágora en Alfaguara en 1970, y continuó con otros, asimismo de dimensión arabista, como El diván de las sombras (Ágora 1971), Maqamat (Adonais 1974), Muwashajat (Editora Nacional 1975), y Didi Mahmud, (Taller de poesía Vox, 1979).

Mas tarde, en el mundo centroeuropeo y escandinavo, en el que pasó a prestar sus sevicios,nos llegó con una antología de la Poesía Danesa Contemporánea (Adonais 1980), Andersens Boulevard (Premio Villa de Martorell 1981), Christianias Digte (1983), Circo de urgencia (Premio El Madroño 1984) y Heroína en mis brazos (Premio Francisco de Quevedo 1984).

Además, de su paso por Madrid, quedan Ático al sol, Premio Fray Luis de León 1985 y de su andadura como Embajador de España entre los años 1987 y 1990, Alcor (Editorial Tlass, 1990). De Chipre nos trajo La viña de tinieblas, que fue Premio Rosa de Damasco en 1990 (Huerga y Fierro, Madrid 1998).

Una vez destinado como Embajador en Zimbawue y África Subsahariana, escribió Melania y el unicornio (Endimyon 1999), más tarde, desde su puesto de Suiza nos ofreció La casa transparente, un alegato sobre la inutilidad de los esfuerzos humanos, que fue Premio Nicolás del Hierro en 2003 y que fue publicado por el Ayuntamiento de Piedrabuena y la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha.

Jesús Riosalido cuenta, además, con premios de teatro y de relato, géneros en lo que, también, trabaja asiduamente.