Manuel López Azorín. Del libro Romancero flamenco editado por Eirene Editorial: Poema "Camarón I y Camarón II"
(Elegía homenaje) con Nacho Martín a la guitarra
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CAMARÓN I
Para ti,
para los tuyos,
para
todo el que lo sienta,
un
romancero flamenco.
Una
historia y una queja
para
un sol rubio, andaluz,
El Camarón, por más señas.
Por
un cante, por un pueblo,
por
un hombre que nos deja
como
nos dejaron tantos
antes
de que éste naciera.
Aunque
aquí no se los nombra
andan
por este poema
que
quiere ser homenaje
de
lego amante que vuelca,
más
que saber, corazón
para
las voces flamencas.
Una
leyenda sin tiempo
por
Andalucía vuela.
Pueblo
que viven su cante
sin
límites ni barreras.
CAMARÓN II
¡Ay
rubio sol andaluz,
te
llevó la noche negra!
Envidiosa
de tu voz
quiso
quedarse con ella.
¡Ay
rubio sol andaluz
que
en Cádiz doró la arena
por
la playa, por el monte,
las
calles… y las tabernas.
¡Ay!
Roja piel de la tarde
que
fue sangre y que navega,
universal,
por los mares,
esclarecida
y serena.
¡Ay!
Murmullo de los vientos
que
por la garganta quiebran
soleares,
martinetes,
siguiriyas,
peteneras...
cantes
nuevos, cantes viejos
que
gimen, lloran, protestan,
y
son un clamor de rabias
y
la ternura más tierna.
La
voz enredada al aire.
El
aire lleno de cuerdas.
Cantes
viejos, cantes puros,
cantes
que, nuevos, intentan
mezclar,
fundir, dar al viento
por
la voz, toda la esencia
del
más hermoso flamenco
que
desde el alma naciera.
La
voz enredada al aire,
el
aire lleno de cuerdas.
Ayer
y mañana juntos
por
la garganta resuenan.
Al
rubio sol andaluz
–gitano para más señas–
le
ha roto el pecho la noche
y
llora el alba, y se queja:
–¿Quién me alegrará los días
si la noche se lo queda?
Sin el calor de su voz,
decidme ¿Quién me despierta?
El
aire callado viene
y
con lágrimas me deja
besos
de amargo silencio,
rocío
de llanto y pena.
–¿Quién se montará en mi grupa?
(Me
dice mientras se queja)
¿Qué cantes irán conmigo
si la noche se lo lleva?
Enmudece
la mañana
y
las guitarras se quejan,
se
queja el alba, y el aire,
payos,
gitanos se quejan.
El
rubio sol andaluz
–que raptó la noche negra–
ya
no se enreda en el aire,
ni
al aire su voz se entrega.
¡Silencio!
Murió un gitano
y
no un gitano cualquiera,
el
gitano con más duende
entre
las voces flamencas.
Defensor
del Cante jondo,
renovador
de una escuela
con
la pureza del cante
en
la raíz de su tierra.
¡Silencio!
Calló un gitano
y
no un gitano cualquiera.
José
Monge Cruz su nombre,
El
Camarón
por más señas.
Un
rubio sol andaluz
que
hizo la tierra flamenca.
Dos siguiriyas y una soleá por Camarón
José
Monge Cruz,
Camarón
de la Isla.
Todos
los ríos a los mares llevan
una
siguiriya.
Se fue
el Camarón,
se fue
antes del alba
y en
los llantos de los ríos se forman
mares
de guitarras.
Cuánta
pena va por dentro.
Qué
fatiguita vivir
para
morirse tan nuevo.
Manuel López Azorín
Del libro Romancero flamenco (Eirene Editorial. Madrid, 2012)