lunes, 2 de diciembre de 2019

Poemas de Solo la luz alumbra ( Sección IV)







Poemas de Solo la luz alumbra ( Sección IV, V y final)
Lo acompaño con unas palabras del poeta José Hierro  sobre mi poesía:



"Manuel López Azorín  es poeta sobrio de expresión, de voz susurrante -veta machadiana-, íntima. Comunica directamente con el lector, quien lo siente próximo, pues entre ambos no se interpone la expresión orquestal, el brillante fuego pirotécnico. No solo escuchamos a un poeta sino a un amigo que renuncia a la pirotécnia de la palabra para que ésta entre, sin darnos cuenta, en nuestra sensibilidad, como una emoción. Imágenes, metáforas, adjetivos que no sean necesarios, los poéticamente imprescindibles han sido arrojados a las tinieblas exteriores."
                                                    José Hierro




                                                IV

                       CELEBRACIÓN  APÓCRIFA




                                    La creación no se concreta 
                                   hasta que se celebra,
                                  hasta que el hombre sabe y se mejora

                                                                  Claudio Rodríguez



        LOS POETAS DE LUZ

Los poetas de luz siempre están vivos 
ofreciendo el destello en sus palabras,
mostrando entre la luz
–en el fulgor de su camino –
la vida toda,
la claridad más honda,
en lo visible alumbra lo invisible.

Los poetas de luz siempre están vivos.
Siempre andarán –por la vida o la página – 
amaneciendo.
                          Siempre 
con el fulgor que hace perder el miedo
y despeja la sombra,
el que ahuyenta las dudas, el que alumbra
con esa luz que todo lo ilumina.




JUAN  DE  YEPES HABLA  CON UN POETA  SIENDO UN CRÍO, LEYÓ SU CÁNTICO  PORQUE EL MÉDICO DE SU MADRE LE REGALÓ LIBROS DE AVENTURAS PRIMERO Y LUEGO DE POESÍA

                                                       En recuerdo del Doctor. Almendral

 

Te  llegué una mañana  y fui una dulce, extraña  medicina.  A cambio de una lámina   fuiste a mi poesía   y en ella te quedaste de por vida.

 En una etapa oscura,   entrando yo en tu casa sin sosiego,  llegó la luz que alumbra.   Tu corazón, tan nuevo,    hizo brillar tus ojos sin saberlo.


Leíste lo más vivo,   viste el ritmo, la música, el amor…  y el temor se deshizo   porque el dolor cesó    y un no sé qué quedó en tu corazón.

Esa luz, que es relámpago,   ahuyentó de repente toda sombra    y aunque todo fue extraño    para ti, se hizo norma    perseguir esa luz hora tras hora.

Sé que no has entendido   – y es debido a tu edad adolescente –  que la que yo persigo,    por la que clamo siempre,   es la Luz de la vida tras la muerte.

Tu luz era otra luz;   pero tú no sabías  qué luz era     la que buscabas tú. Quizás mañana sepas     que mi luz y tu luz  juntas destellan.






Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


G.  A.  BÉCQUER  HABLA  CON  UN JOVEN
POETA  EN  LA  PILA   BAUTISMAL DE  LA
IGLESIA DE  SAN  LORENZO  DE  SEVILLA
                                                      Para Rafael Montesinos

Sé de un himno gigante y extraño
que me abraza desde hace unos siglos
y lo sé sin saber, aunque sueñe
que su música es mía y es mío
el acento más hondo, profundo,
y la esencia del canto sencillo.

Yo soñaba la luz del relámpago
alumbrando otro himno,
ese himno que inicia su vuelo
como un pajarillo
que ama y canta y se tiñe de angustia
y, luego de herido,
pasa a ser, tras la muerte, ave fénix
(Todo mortal, -digo-)
predicando en los más altos vuelos
su vuelo infinito.
            (Es el himno que vuela en las páginas
            de un cuaderno de actas, de un único libro).

Tú, que sentiste el agua – Rafael –  
en el mismo lugar que yo mismo,
busca, aprende en el himno, tuyo mío y de todos,
a encontrar tu lenguaje bendito.
Vive este himno gigante y extraño
que yo sentí mío.
Sea el lenguaje más claro y más puro,
el  lenguaje más vivo,
para darle a tu voz la cadencia
del idioma más íntimo.



      TRES APÓCRIFOS  DE RILKE
             AL JOVEN KAPPUS

                                                   

                                I
Estimado señor:
                            alejado me siento,
así lo considero,  de enjuiciar sus poemas.

Lo menos apropiado
para abordar un libro de poemas
son las palabras críticas.
Ellas consiguen siempre  algún malentendido.

No son tan comprensibles ni tan fáciles
 – las cosas – de expresar.
                    (Aunque así nos lo quieran hacer ver).

Los acontecimientos – muchos de ellos –
no pueden describirse.
Se dan en un espacio
que jamás ha pisado la palabra.

Los más inexplicables   son las consideradas obras de arte.
Tan misteriosas son   que pueden perdurar más que la vida.

Yo nunca seré juez, mi veredicto
es más una opinión   de corazón que de justicia.

Entre otras cosas porque   la Poesía, joven,
le sirve al hombre, pero no es del hombre.





                                 II



Joven amigo Kappus:
                                     
preguntarme si son buenos sus versos
no es lo más adecuado, en mi opinión.

Eso es mirar hacia afuera de usted.
Adéntrese en sí mismo y averigüe
aquello que le inclina a escribir,
que le impulsa a escribir,
pregúntele a su yo ¿Debo escribir?

Indague la respuesta, 
debe ser muy profunda, y muy sincera.

Si fuese afirmativa, 
si se plantea firmemente “Debo”,
entonces…
procure construir usted su vida
en relación a su necesidad.

Luego intente decir, 
como si fuera el primer hombre,
lo que ve, lo que siente, lo que intuye,
todo lo que ama y gana,
todo lo que ama y pierde.


Un humilde consejo:
describa sus tristezas, sus anhelos,
aquellos pensamientos que le asalten, 
por fugaces que sean,
su fe en determinada
ética y estética…
y escríbalo del modo más sincero.

Procure utilizar para expresarse 
aquello que conoce,
las cosas de su entorno,
sus recuerdos, sus sueños,
póngalos en imágenes,
no tema la pobreza, si es que es pobre,
de lo más cotidiano.

Para el creador todo es hermosura, 
ni la cárcel le impide libertad,
porque la Poesía, cuando lo es,
intemporal y bella se nos muestra.


        
                     III


Querido amigo Kappus:
                                         camine, observe, interiorice,
escriba lo que vea, lo que sienta,
que la necesidad le conduzca  al poema.

Lejos será el estrépito del mundo
frente a la soledad de la escritura,
pero no estará solo.

Con usted  va el camino, lo observado,
los sueños que le viven, la infancia, la memoria
del ayer sucedido.

De toda esa inmersión tan solitaria
saldrá su propio mundo, saldrá su mundo propio
y, cuando esto suceda,
ya no preguntará, ni a mí ni a nadie,
si son buenos sus versos.
                 (Toda obra de arte nace de la necesidad).

Su modo de engendrarlos  es en el que radica
su propio juicio crítico.
Adéntrese en sí mismo cuando escriba,
explore el manantial, el de su vida
y hallará la respuesta  que usted busca en los otros.

Pues debe, el creador, ser un mundo en sí mismo
y en la naturaleza  a la que pertenece.

Acéptela y, después,  cargue con su destino.

 

Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)

 

DON ANTONIO MACHADO  PASEA POR LA PLAYA DE  COLLIURE,  UNOS  DÍAS  ANTES  DE  MORIR.



Juzgar. ¡Triste labor!

Poeta, aunque desbarres en tus rimas,
mientras que las  produces te parece
que vas junto a la luz;
pero pasado el tiempo, aquel poeta
que juzga su propia obra
dista mucho de aquel que la produjo.

No tengáis  nunca, nunca, amor de padre.
          (Todo narcisismo 
           es un vicio feo,
           y ya viejo vicio.)

La excesiva indulgencia conduce a ser injusto 
para consigo mismo.
Tampoco en el olvido seáis ingratos,
es mejor recordar que lo habéis intentado
y saber que es muy poco lo que se ha conseguido.
        (Toda la imaginería
        que no ha brotado del río 
        barata bisutería.)

Por intuición se crea, por juicio se corrige.
La distancia que media entre intuición y juicio 
es camino pisado  ya sin vuelta.
      (¿Sabes cuando el agua suena,
      si es agua de cumbre o valle,
      de plaza, jardín o huerta?)
  

No es valor absoluto, es relativo.
Por mucho amor que guardes de tus versos, 
éstos, serán ramaje de un gran árbol,
pero jamás el árbol.
        (Crea el alma sus riberas;
          montes de ceniza y plomo,
         sotillos de primavera.)


No te engañes y escribe con un sincero amor,
y sueña que florecen primaveras
en las ramas del árbol más hermoso.

Y si la sombra de tu verso un día
alivia del calor de algún verano
date por satisfecho  y mira, sueña…

Aun cuando la tristeza, o el dolor, 
sea en tu corazón mayor que la alegría…
       (Estos días azules …)
Recuerda: poesía
      (ni música ni pintura),
es …palabra en el tiempo.



JOSÉ HIERRO SE SINCERA CON UN AMIGO
AL QU LLAMA “COLEGA DE LOS VERSOS”

La  poesía,
señorito, “colega de los versos”,
es la sal necesaria para el hombre,
es el aire, la luz, el agua para el hombre.
             (Para todo animal).

No se puede vivir sin sal, sin agua,  no se puede vivir sin aire, luz…
           (La poesía siempre es un milagro)
Un poeta es un hombre  que transforma      la realidad que vive
en otra realidad  enmascarada.
La claridad, la bruma imaginada, la realidad y el sueño: poesía.

Yo canté a la alegría porque  soñé estar vivo
          (y estaba muerto),
porque la poesía, la poesía auténtica,
contiene la memoria del dolor     y la pesadumbre del llanto,  
del miedo y de la duda, y contiene la magia
de la letra y la música a la vez
y el misterio del mar que no se arruga
porque siempre es presente.

Un poeta es un hombre de su tiempo
 –una hoja entre millones del mundo-árbol
y lo que canta de sí mismo es válido     para  todos los otros.
   (Mi sueño, ya lo sabes, es recitar en un campo de fútbol
   con miles de personas haciendo mi voz suya).

La eternidad que sueño es de ahora mismo.
Una luz que me alumbre  entre la sombra   de la inseguridad y de la duda.

Ahora es el instante, el tiempo necesario,   la vida que nos bebe.

La eternidad que sueño es de este mundo
donde sé que me escuchas y te escucho
y el tiempo es una gota  de rocío
que se bebe la luz mientras hablamos
y convierte el ahora   en un instante único.

A qué esperar mañanas si no hay nada,
todo está aquí con el presente – lo dijo Machado:  hoy
es siempre todavía. Eso es la eternidad.

El poeta es un hombre que, tal vez,
con más capacidad de expresión,  ve    con claridad el bosque.
Es esa hoja del árbol    que canta entre otras  hojas silenciosas;
pero es un hombre, un hombre como hay muchos.

Después de todo, cuando ya sea nada,    tal vez se queden las palabras
y sean tiempo ya ¡Ay Don Antonio!

La poesía, amigo, digo, es como la sal,
es la luz y el milagro de lo que no sabemos.

Y no te olvides nunca:
no se es más que  cualquiera por serlo,    
¿Una casualidad es el poeta?
¿Una Causalidad es el poeta?
Una necesidad es el poeta, 


AñMonet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)adir leyenda


CLAUDIO RODRIGUEZ  ANIMA A UN POETA AMIGO MIENTRAS CAMINAN, A QUE SIGA  ESCRIBIENDO.
                                                                        

Ahí tienes la jarra con el agua
y sólo es agua;
pero sacia la sed, da vida,¡ Es vida!

¿Y a qué temperatura  se ha de beber el agua?
¿La ignorancia revela lo invisible?
Me informó la ignorancia y me inventé poemas
¿Era sabiduría mi ignorancia?

Vivo, camino, observo, interiorizo
aquello que los ojos y el espíritu
contemplan.
Toda contemplación acercamiento entraña 
y entraña alejamiento ante el misterio
de la realidad conocida, intuida,
y la contemplación, que es pensamiento,
moralidad entraña.

¡Ahí tienes la jarra con el agua
y sólo es agua!
¿Y con qué claridad se ha de mirar  el agua
para mirar la vida?

Intentar alcanzar lo inasequible
Siempre me vienen sombras de algún canto
es, con lo irracional,
          (¿Qué clara contraseña 
          me ha abierto lo escondido?)
atrapar en poemas las palabras


para hacerlos tangibles,
por lograr resplandor definitivo.

Mira la poesía como un don,
adolescente o no,
como un estado pleno de entusiasmo,
como un rapto, como éxtasis,
como fervor de sensaciones
en comunión con los sentidos.

La poesía es leyenda, aventura, 
como la misma vida.
La creación no se concreta 
hasta que se celebra,
hasta que el hombre sabe y se mejora.

¡Ahí tienes la jarra con el agua 
y sólo es agua!

Parte tú desde el ritmo 
de este lenguaje oral, no sólo escrito,
él, la palabra, acerca hasta el espíritu
y es música de vida,
porque el lenguaje
es la propia vida en la poesía.

Vive, camina, observa, interioriza, 
en la contemplación  está la luz.
Oh, claridad sedienta de una forma 
de una materia  para deslumbrarla.
Ahí tienes la jarra con el agua 
y sólo es agua;
pero sacia la sed, da vida, ¡Es vida!



EL  POETA  DE  ARCOS  HABLA CON UN
AMIGO EN  EL  PASEO  DE RECOLETOS.
                                                              

Tendrás que preguntarte al escribir 
si acaso alguna vez
vendrá la luz con su misterio
a dejar su fulgor sobre el poema
alumbrando poética o poéticas,
que no sólo de pan se sacia el hombre
y el estilo no está en ser homogéneo
o diversificado.
           (No se pueden negar las caras de la luna
           por más que se pretenda.
                                                      El ideal
           es sólo teoría de aquello que queremos,
           un único fragmento del deseo,
           mas no de lo que somos.
           Por tanto somos uno y diverso.)

En ti debe existir una respiración,
poema tras poema, libro a libro,
que sepa a ti y a ti el sabor recuerde,
diverso o uniforme,
a ese guiso especial que, de la madre,
nos llega en el olor de la memoria.
La memoria es la cuna de la noche del canto
y recuerda que nunca fuimos más
que cuando fuimos niños,

Si te planteas esto y te decides 
a escribir, libremente
o con preocupación formal, no olvides,





al margen de temáticas, o anímicos estados,
que aquello que cocines
tenga siempre el sabor del guiso de la madre.

No hay más explicaciones,
si acaso recordarte a Goethe
que sabiamente dijo: Gris, querido amigo,
es toda teoría  y verde es el dorado
árbol de la existencia.

He hundido mis raíces
     (pues sólo el hombre 
     escribe y se pregunta
     sobre el mundo y su origen)
en versos de memoria y testimonio.

Para más claridad que la declaración 
de unos principios  líricos,
te diré que recuerdes a Novalis
cuando dijo que: el hombre
puede convertirse en llama parlante.

Si alguna vez viniera la luz con su misterio…
entenderás, por fin
que escribir es amar
sin amor que te bese.

Hollé el mundo amoroso, el auroral,
en un mar que era tarde con campanas.
Oveja negra fui de un mundo agónico,
y reivindicativo.

Y luego, existencial y reflexivo e íntimo,
seguí siempre buscando la luz con su misterio,


esa sagrada forma que da vida
a través de la vida, y el amor, y el recuerdo.

Si escuchas que te dicen, como a mí me dijeron, 
que eres voz de finura y transparencia,
y que como el cristal y como el aire
tus palabras resuenan  prodigiosas,
si te hablaran de la patria de Rilke
no dejes de acordarte
que nunca fuimos más  que cuando fuimos niños.
Si dicen que cultivas
memoria de la infancia, la emoción, el lirismo,
con sentido del ritmo y con lujo verbal
haz lo mismo que yo:
pregúntate tan sólo si algún día vendrá
la luz con su muestrario

         (comulgo que canté y dejé vestido
         el aire de mi infancia.
         Nada de lo que muere deja olvido.)

y, mientras tanto, escribe, escribe y busca,
la llama de la luz
y si te alumbra, entonces,
la creación se habrá puesto de celo
y ya serás poeta.



Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)



      V 

NO ESPERÉIS NADA  QUE NO TRAIGA EL AMOR


                                        La memoria nunca tiene destierro
                                        y guarda la esperanza
                                       de volver a vivir
                                       o, al menos, de volver a soñar.
                                                                                M.L.A.

           OS PODRÍA CONTAR


Os podría contar  lo que sé del dolor,

el olvido, el engaño,  y de las decepciones;
pero esto es hojarasca  que se pierde en el tiempo
y aunque, como en otoño,  nos desnuda de sueños,
es tan sólo un espacio  que comienza y termina,
alternando estaciones  donde brillan las luces
o nos cercan las sombras.

No mitiga la herida  que produce el dolor
pero alivia saber  que no todo es tristeza
aunque primen las horas  de las desolaciones
y haya apenas fulgores de dicha entre sus pausas.
         (De la muerte,
                                    y el esfuerzo incansable
          de hacer que nuestros sueños
          se nos vuelvan eternos,
                                                 haced caso lo justo:
          ni excesivo temor ni valor de suicida.)

Os podría contar  que la dicha es muy breve,
pero aun breve es intensa  cuando te abraza fúlgida.
La memoria la guarda, es palabra en el tiempo,
recupera el instante  convertido en destello.

Os podría contar...
Que, de pronto, un relámpago  luminoso se acerca,
y te viste  de gozo si fúlgido te abraza.
Es entonces,  sucede,
regresas a la búsqueda  de la dicha en la vida,  
de la luz en la página, de la vida en el tiempo.


        (La muerte es sólo un sueño que nos sueña
          y un sueño de la vida lo eternal. )

Os podría contar
que pinto desde niño la luz que me dibuja
y escribo sus colores con palabras que vivo.
          (La cadencia del trazo,
           en colores y ritmo de una pieza de música:
           percusión, cuerda, viento, y todo es armonía.)

Voy por calles que finjo para esconder la sombra
         (los pasos siempre han ido entre el miedo y la duda
         y la luz, si alumbraba, era un fulgor gozoso),
aunque siempre es la máscara Lisboa y claridad,
por páginas que bebo para saciarme de agua,
           (Fulgor, ritmo, perfume, ¡oh mi única reina!)
el agua de su luz, la espuma que persigo
y todo esto es, sí Claudio,  leyenda y aventura.
Hacia la luz camino, buscándola, buscándome…
Y para ver hay que elevar el cuerpo,
la vida entera entrando en la mirada
hacia esta luz, tan misteriosa y tan sencilla,
hacia esta palabra verdadera.

Entre el miedo y la duda he caminado
y he buscado la luz entre la sombra
porque siempre he creído: sólo la luz alumbra,
sólo el amor nos salva
de este sueño de vida y poesía.

La fuerza de los sueños consiste en el esfuerzo
de vivir lo que crees y llevarlo adelante
fingiendo una ficción que es vida plena
para que nadie piense que toda realidad
supera la ficción que aquí imagina.


El poeta de luz trasciende el tiempo.
Nunca tiene destierro la memoria…

            (Como sueños,
                                       sin más,
            se desvanecerán
            el día en que, dormidos,
            olvidemos el sueño de la vida.)


¿Qué es ser feliz: beber 
alguno que otro sorbo de una dicha
que, al igual que la luz,
deslumbra  en ocasiones, dulce y breve?

Yo ya sé que la luz colmará mis palabras
porque no espero nada que no traiga el amor
por el agua y el verbo.

La luz, que anda por ellos, si se bebe, deslumbra
y aunque sólo sea instantes,  sólo instantes del tiempo
que la sientes contigo,
sentirla ya merece estar, ser en la vida,
amarla justifica… este viaje, sin vuelta,
hacia la luz.


                                      Manuel López Azorín

Nota: Poemas de la sección IV y V (y final) de Sólo la luz alumbra.
De este libro , al publicarse junto con la selección de mis otros libros anteriores, quedaron sin publicar unos cuantos poemas que permanecen inéditos.
Proximamente los incluiré aquí en un apartado con el título de Solo la luz alumbra(poemas no incluidos en la antología)


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