Poemas de Solo la luz alumbra (apartado I Sección II)
de Manuel López Azorín
Foto: autor: Oscar Manuel Sánchez |
Quiero comenzar incluyendo, eso sí, el Epílogo que escribió mi amigo y admirado Luis Martínez de Mingo para la selección antológica, y lo hago porque en él nos habla del inédito Solo la luz alumbra muy acertadamente, como no podía ser de otro modo siendo él Doctor en literatura, además de un gran narrador y buen poeta.
Aquí os dejo el Epílogo y tras él, unos cuantos poemas de este, hasta entonces inédito Solo la luz alumbra que, como os decía, dio titulo también a toda la selección antológica publicada en 2011 por Sial-fugger Poesía.
CARÁCTER ES DESTINO
Es emocionante. Que en estos temps de fer, todos los tiempos lo son,
la Edad de Oro sólo está en los libros, un hombre decida consagrar su vida a la
Poesía, así, con mayúscula, es conmovedor y, a la vez, una gran aventura. He
querido titular con esa frase de Cernuda porque le va al dedo, y aunque él no
es muy cernudiano, es del todo verdad. Manuel López
Azorín es un poeta autodidacta, que se ha hecho a sí mismo desde los
libros, en búsqueda constante del temblor poético. Si hay algo que permite ver
bien la publicación de unas obras
completas son las constantes, lo que se va repitiendo a lo largo de los
años (1986-2009), en este caso. Efectivamente, ya en Marasmo, un sencillo
libro iniciado en 1962 y que el
poeta da por acabado en 1980, pero que recupera en 1986, el que le editó Jesús
Cifuentes, se alude a la tristeza, al miedo, a la angustia, a la noche y, sobre
todo, a la búsqueda de la luz, Sólo la luz alumbra titula su obra
completa, como ejes inextricables de su labor poética.
Que la vida de Manuel López Azorín ha
pivotado en torno a la poesía se ve en
cada uno de los puntos de su andadura y, por supuesto, en el último libro, un
inédito también con este último título donde
el autor, al modo del Rilke, se inventa un diálogo con el joven poeta al que va
señalando el quehacer, los caminos y la ética que siempre debe presidir su
tarea. Es este un libro con fuerte tinte moral, enhebrado por el imperativo,
“huid”, “sabed”, “buscad”, “id”, “sed”, en el que el bueno de López Azorín no
ve a la juventud como ese peligro que viene a “hurgarnos las imaginaciones”,
que dijo Gil de Biedma, sino como el futuro poético desde donde
deberemos legislar el mundo. Ojalá,
Manolo, ojalá, aunque ya hace muchos años
que, incluso un grupo musical, diagnosticó que corrían malos tiempos para la
lírica. Es, sin duda, otro ejemplo más
de su apuesta ciega por la poesía, el que le lleva a desbrozarle el camino, al
poeta futuro, de embaucadores, impostores, profanadores y demás ralea, y a
orientarle hacia esa “honda palpitación del espíritu” que dijo Machado, al
margen de la rima, la medida o las efímeras exigencias de las
modas. Como López Azorín necesita la poesía para estar en el mundo como diálogo
permanente y acicate, ni en este libro ni en ninguno de los suyos renuncia a
las grandes palabras de la osteína del discurso: amor, muerte, olvido,
tristeza, corazón, esperanza, lo cual le lleva en volandas a replantear las
grandes preguntas metafísicas del ser humano de hoy y de siempre y, muchas
veces, a un tono frontal, patético,
desgarrador incluso. Quizá donde mejor en el libro “De la vida y otros ríos”
(que lo presenté allá por junio de 2003)
“Este dolor que me consume en llanto
Por culpa de este mal (cruel enemigo
del sueño de palabras que persigo)
me está poniendo al borde del espanto…
…A veces este río se desboca
y mientras fluye con sus aguas brega
para que sirva luego de
remanso.”
Y es que el poeta no se anda con
zarandajas; no es que no sepa usar el tú o el nosotros, pero la mayor parte de
las veces afronta el personaje poemático desde el yo, y de ahí el tono al que nos referimos. En “La ceniza y
la espuma” , libro que presentamos en 2008 el prologuista y yo, y que
empieza hacia 2001 y concluyéndolo en
2006, escribe:
“Aquel pobre hombre me anuncio la fecha
con naturalidad…
…Continué funámbulo – aunque hecho un
basilisco –
tratando de olvidar fechas y nombres.”
Y no es que no sepa afrontar el poema
desde otras coordenadas, ya lo hace en “Vértigo”, 1992, un libro que le
presentó nada menos que José Hierro y donde el autor de “Cuánto sé de mí”
también destaca el tono confesional por encima del lujo verbal y la pirotecnia
innecesaria. “Hay – dice Hierro – aceptación del dolor sin autocompasión… y una
arquitectura sólida, un esqueleto que mantiene vertical la piel y el músculo,
que la emociona”. Y es que eso que vale para “Vértigo” me parece extensivo a
toda su poesía.
Le ha parecido bien al autor ordenar sus
libros en orden inverso, empezar por el último y acabar con algunos que
escribiera ya hace más de 30 años,
aunque claro está, la purga que hace de algunos libros es tan drástica que
“Azul de los afectos” -2001- por
ejemplo, pasa de 238 páginas a 27. Aprovecho aquí para decir que, aunque a mí
me siga pareciendo “De la vida y otros ríos” su libro más denso, el mejor ,
quizá sea este Azul la piedra angular desde la que haya que vertebrar toda su
poesía. No hay poema en este libro que
no esté dedicado a un amigo/a, a un poeta. Ahí está su tesoro, su bastión desde
el que enfrentarse a los hachazos de la vida, su patrimonio. No sé si cabe
mejor herencia. Aunque algunos de esos afectos ya no sean tan azules. Como
preguntó alguien: ¿Por qué ha de durar la amistad más que las grandes
pasiones?, desengaño más o menos, Manuel López Azorín es una dovela viva de
este gran arco iris que es la poesía, ese temblor metafísico bajo el que corren nuestros
temores. Un arco iris que penetra en la tierra y que produce colores amargos,
sinestesias.
Es buena elección la del ordenamiento de
sus libros. Si catamos de atrás a delante vemos cómo el poema se va llenando de
referencias, paráfrasis y guiños de su diálogo vivo con todos sus poetas. Son
los grandes de siempre, San Juan, Bécquer, Quevedo, Machado, su amado Claudio
Rodríguez y José Hierro, pero también amigos/as con los que ayer habló Gracia
Trinidad, Carmina Casala, Antonio Hernandez. Como quiera que López Azorín
siempre ha tenido muy buen oído, y domina los recursos poéticos, el resultado
es que en cualquier página de esta antología nos podemos encontrar poemas
equilibrados, muy bien resueltos y con antítesis, anáforas, aliteraciones y
paralelismos de la poesía de siempre, la intemporal. Hay poesía sin adjetivos en todas las páginas
del libro pero, créanme, al lado, como uña y carne, aquí palpita el hombre, el
que ama, el que sufre, el que busca y el que se desespera. Si quieren un atajo
empiezen por el soneto que escribe en el envés de “De la vida y otros ríos”,
ese que comienza con “El hecho de escribir no es que me salve”.
Él quiere salvar la luz de todo este
marasmo, así que respetémosle. Ya saben lo que decía el gran Lezama de la luz:
“El primer animal visible de lo invisible”. Lo demás es silencio.
Luis Martínez de Mingo
Otoño de 2010
Con Luis Martínez de Mingo |
Luis Martínez de Mingo (Logroño 1948) Es escritor, poeta, narrador y ensayista. Este cuentista,
en el sentido estricto de escritor de cuentos, está doctorado en Literatura
Española, fue profesor, catedrático, de instituto hasta su jubilación. Publicó dos poemarios, Cauces del
engaño (1978) y Anacrónica de Fidel
(1985). Y en 2014 el poemario Ni sombra de lo que fui. Como narrador ha publicado los relatos Bestiario del corazón (1994), El
estado contra natura y otros cuentos (2008), Pintar el monstruo (2008) y Pienso para perros. Las novelas El perro de Dostoievski y La reina de los Sables y Asesinos de Instituto Como ensayista Morir
de hambre: cartas a una anoréxica (2002) ,Miedo y literatura (2004) y Tesla -Anatomía del genio (2.018).
Monet: "Impression soleil levant" "Impresión Sol naciente" (Museo Marmottan de Paris) |
Poemas:
Se inicia este libro con un poema a manera de prólogo en el apartado
I APRENDIENDO A MIRAR
ESTA ES MI VIDA AHORA
Sólo
la luz alumbra, sólo el amor nos salva.
Lo
demás es un caos Nos envuelve
y
en plena claridad nos hace ciegos.
(La ignorancia es ceguera y la
tenemos,
no sólo por los ojos.)
Soy
un ciego que contempla su vida.
Esta
es mi vida ahora:
sombras,
luces, las huellas
de
pisadas sentidas, pensadas, vividas,
de
palabras soñadas...
(T.S. Eliot lo dijo: Somos Grecia.
No tan sólo seguir sus
tradiciones.)
Es
la marca de un tiempo sucedido
donde
el árbol, a veces, dio su fruto
y
otras veces no tuvo;
pero
cada cosecha, buena o mala,
sirvió
para saber que cada día
es
otro aprendizaje el que despierta
con
la curiosidad, otra ilusión,
otra
nueva mirada en ese espejo
del
hombre y de la vida.
Esta
es mi vida ahora.
Camino,
observo, miro, la contemplo,
paso
frente a su espejo, veo a los mercaderes
traficar
con lenguajes que rehúyo.
(Nunca quise en mi casa
traficantes.)
Observo
a los que ansían
anclarse
entre los pliegues de páginas doradas
vendiendo
hasta el aliento por su gloria
y
rehúso sus verbos.
Son
verbos de ficción, verbos de trueque,
de
vanidad.
Moneda por lisonja,
lisonja por moneda y poca vida propia.
(Casas de terciopelo sin despensa,
arquitectura de fachada,
belleza de reclamo, de mediática
búsqueda,
casas sin vida propia.)
Prefiero
contemplar a los poetas
escribiendo
a la espera de la luz
y
sin más ambición que la del éxtasis.
(A cierta edad ya no se espera nada
que no traiga la luz.)
Hay
poetas de luz, no todo está perdido,
y
jóvenes que buscan esa luz del misterio.
Soy
un ciego que edifica su casa,
aprendiendo
a mirar.
DIOSES SIN REINO
Ser
joven no es un deseo sino gracia
y claridad de ser un dios sin reino
Antonio Hernández
Incluyo aquí varios poemas:
SENTIR, PENSAR…
Jóvenes: en pintura, preparar una tela
no es cubrirla con todos los colores de modo aleatorio.
La tela debe estar como página en blanco
en el preciso instante en que el pintor-poeta use pincel,
bolígrafo o teclado, para pintar un verso.
Vive y observa, siente, piensa… pinta.
No es un consejo mío,
es
Baudelaire,
(el poeta que vivió la pérdida del aura
que rodea la figura del poeta, según Walter Benjamin)
aquel que nos mostró
les fleurs du mal
sin cambiar de papel a cada instante.
(Y
aquel que me dio Claudio
si
cambiamos el pinta por camina,
observa, interioriza, escribe… y poda.)
Escribir sobre el lienzo:
la
libertad del hombre.
Sentir, pensar,
pintar…
mientras la vida,
alambre de funámbulo, muestra cielo y abismo
y al hombre en su destino.
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SIN
MÁCULA
En
los sueños que amasan los poetas
imagino
a los jóvenes comulgando palabras
que
acarician las sienes y, en la boca
del
estómago, ponen mariposas y verbos.
Y
ante esa levadura de palabras,
el
vuelo de los sueños, la acción
ejecutada,
encogido
en un puño, el corazón
bombea
en su latido la palabra poema
y
la lanza al vacío con imágenes,
en
capullo de seda que es hogar de otras
alas,
con
adverbios y nombres y adjetivos que
vuelan,
y
verbos que florecen, que denotan
acciones
susurrando
futuros, sobrevolando el tiempo
que,
encerrado en el vuelo,
se
convierte en presente mientras llenan,
los jóvenes,
papeles
de palabras, de ilusión y de
incógnitas,
con
la miel, por los dedos, de dulzura eternal
y
el sabor de la altura rozándoles la
frente
como
si una corona de laurel les besara.
Imagino
a los jóvenes...
en
los sueños que amasan los poetas
y
es bueno que se lancen con alas a la vida.
El
vuelo, corto o largo, ofrece a la mirada
libertad
de elección
para
seguir volando por la vida y el sueño
con
palabras sin mácula.
Pues
no atreverse nunca
y
andar en el vacío del temor y la duda,
pensando
en lo que pudo haber sido y no fue…
es
quedarse en el filo de la nada.
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LA CLAVE DEL MISTERIO
Mis
queridos y jóvenes poetas:
me
gustáis porque sois heterogéneos,
activistas
poéticos –algunos–
naturales,
muy autobiográficos
(no serlo es ser un plagio.)
y
fingidores.
–Que de tal manera miente
que
hace ver que no es dolor
el
dolor que en verdad siente
También
queréis jugar
a
encontrar ese ritmo de palabras
que
nunca se han juntado
y,
en ocasiones, sois muy divertidos,
ingeniosos,
audaces...
o
aparecéis desalentados,
como
al borde de agónicos abismos.
Escapáis
de la rima igual que de la peste
y
pensáis, unos cuantos, que hacer endecasílabos
o
cualquier otro metro significa
cerrar
puertas al cielo, a los sentidos, al poema,
vivir
con arcaísmos en los tiempos que corren.
La
clave del misterio
está
en la arquitectura y en sus cánones,
en
el ritmo, en la música,
su
compás, su cadencia,
en
todo el cromatismo de la voz, del silencio,
se
escriba con medida o se escriba sin ella...
Todas
las proporciones se basan en el hombre.
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LA DICHOSA DUDA
Mis
jóvenes poetas:
no
queréis referencias, sólo un verso, una idea
de
tal o cual poeta que os agrade, pero
sin magisterio.
Os
olvidáis del ritmo
(¿Os
olvidáis?)
para
crear la música del vuestro,
vuestra
propia cadencia, sin mirar hacia atrás.
Los
jóvenes, si jóvenes,
es
normal que pretendan escribir su camino,
abandonar
las sendas, abrirse paso arrítmico y
amétrico
porque
todo parece a estas edades,
fuera
de tiempo y lejos de los sueños de
crear nuevas formas
–Lo
mismo ha sido siempre–
inventar
nuevos modos para vencer
las
inseguridades y los miedos,
para
intentar hallar y para hallarse
–deslumbrados de luz–
en
ese desconcierto de unos años
de
no tener ni idea de qué hacer con la vida.
¡Ay
jóvenes poetas!
¿No
sabéis que esa duda nos persigue
desde
la adolescencia hasta el olvido?
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Monet: "Impression soleil levant" "Impresión Sol naciente" (Museo Marmottan de Paris) |
MILES
Tened
claro que existen
unos
cuantos poetas genuinos
–algunos
conocidos–
y
otros muchos que anhelan que se les
reconozca
como
grandes poetas.
Se
sienten importantes y, dentro de su
círculo,
tratan
de ser el gallo del corral,
cacarean,
enseñan su plumaje
envanecidos,
vanos, engolados,
impacientes
y con cierta soberbia.
Lo
cierto amigos míos
es
que son unos cuantos y pululan,
alrededor
del YO, disfrazados de auténticos.
Queridos
jóvenes: id con cuidado.
Hay
muchos impostores profanando
el
sagrado lenguaje de la vida,
el
lenguaje sagrado de los sueños.
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LA
BATALLA DEL HOMBRE
Hay
quienes venden humo y hay quienes dejan luz
por
el tiempo que fija las palabras.
El
humo desvanece, se disipa,
se
esfuma, nada queda.
Sólo
la luz alumbra,
su
claridad se fija al tiempo, y permanece.
¿Os
habéis dado cuenta?
La
batalla del hombre, cada día,
está
entre lo que quiere y lo que debe hacer.
(No es el bardo distinto.)
Así,
cada mañana se levanta e inicia su
camino
– tras una larga noche de vigilia –
con
los rayos del alba clareando
en
pleno corazón y pensamiento.
Pero
entrar en la lucha,
a
campo abierto, enfrentado al camino,
sin
más pan ni más agua que propósitos,
cuando
los espejismos ofrecen un oasis
inminente...
Hay
que mirar bien, dentro,
sin
falsos espejismos, sin premura,
para
hallar lo que salva y nos desvela toda
la claridad.
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HUID DE LOS POETAS QUE SIEMPRE TIENEN PRISA
Huid de los poetas que siempre tienen prisa,
de aquellos que parecen escapar
y sin embargo están en todas partes
(Están, pero no están.)
ofreciéndose a ser, pero no siendo
más que un medio de ser para sí mismos.
Parecen huir siempre
(pero nunca se marchan)
y ofrecen una imagen
de huidiza timidez,
–¿Es altivez , soberbia?– de misterio.
No es más que una artimaña
para ocultar la sed protagonista,
para alcanzar la luz de los neones, páginas…
Si alguna vez se sacian,
(y algunos lo consiguen)
deslumbrantes, se nos muestran esquivos y con prisas.
La prisa es estrategia y cuando los conoces,
aunque brillen sus versos, decepcionan.
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EL AFÁN DE PODER
Sabed
que algunos
confunden
el camino.
Por
llegar a la cima se han perdido
entre
los acomodos y el afán de poder,
entre
los espejismos, del oasis que ven en
su desierto,
y
las degradaciones,
entre
los consistorios y las editoriales,
entre
los institutos y los despachos públicos...
para
lograr el cetro y el laurel.
(Son arena de anhelos sin destino
por un viento que cambia los
paisajes,
amurallando dunas de efímera
belleza.)
Sabed
que algunos
(¿Cuántos?)
confunden
el camino y rompen, por sistema,
los
ojos verdaderos de modos y de formas,
oscurecen
las tardes sobre el agua que ansían
y
se vuelven volcanes donde, solos, se queman
con
las arenas-lava de su conciencia seca.
¿Confunden
el camino?
Eligen
el atajo de un fulgor instantáneo
y
van entre las sombras camino de la tarde.
Entretanto
los gallos – mientras cavan auroras –
(Luz de Miguel y luz de
Federico.)
nos
cantan anunciando las verdaderas luces.
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LA DECEPCIÓN
Mis
queridos y jóvenes poetas: marcháis con esperanza y esto os hace caminar por palabras
reconfortantes, cálidas, alegres. Palabras luminosas donde la luz es fuente
inagotable de amor y de adjetivos. No así la decepción que, todavía, se supone
no habéis saboreado. La decepción es una fruta amarga, un dolor sucedido, un
espejo que muestra la miseria, la cara más oculta de quien mira con la máscara
puesta para disimular que el afán nos habita; si alguna vez os toca, procurad
que el odio o la venganza no os inunde
con ella, ni el corazón ni el alma.
La decepción, amigos, es un verbo impersonal que se conjuga cuando llueve tristeza, es jarro de agua fría, un golpe que no esperas, una playa sin olas, una palabra oscura, ciega, sorda, es una puerta abierta que se cierra de golpe, un desengaño. Nos duele el estallido de sus goznes, pero al final, amigos, nos libera.
La
decepción es líquido que deja, pasada la sorpresa y su amargura, pasada la
tristeza, un sabor que se queda junto a la indiferencia o junto a la piedad. No
produce el olvido todo lo que acontece
porque duele lo que se quiere, por eso decepciona, pero termina siendo
indiferente en la distancia.
Mis queridos y muy jóvenes
poetas, sufriréis decepciones, mas veréis que, con el tiempo, caminareis de
nuevo por las palabras cálidas, alegres... reconfortantes… Es la capacidad que tiene el hombre de bajar
al abismo y de, nuevo, regresar de la sombra, caminar renacido, con esperanza,
hacia la luz... para abrazarse a ella.
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Monet: "Impression soleil levant" "Impresión Sol naciente" (Museo Marmottan de Paris) |
LA ENVIDIA
Os
diré que la envidia
es
la boca de un lobo en cualquier aventura
y
en esta de los versos es lobo disfrazado
de
calificativos de dos filos y de
significantes
con
uno o dos o más significados
para
lamer la frase, si conviene
–
ya medida la fuerza al envidiado–
o
asestar dentelladas de perfil
en
círculos cerrados, casi nunca de frente.
Golpean
con palabras,
propinan
puñetazos con los verbos,
fabrican
oraciones alevosas
adornadas
de hermosa arquitectura.
Luego
esconden la mano, la que lanza la piedra,
en
los dobles sentidos de la idea.
La
envidia se genera en los poetas
como
en cualquier mortal
–no
son los bardos la excepción en esto–
¡Cuidado
con la envidia!
Cuidado
con aquellos que acaso os la procuren,
pues
es tan necia su hambre
que
clava los colmillos a escondidas,
pero
no sacia nunca el apetito.
Con
la que procuréis, también ¡Cuidado!
Sed
lo más naturales, sin soberbias,
tratad
de erradicarla siendo humildes.
Tened
claro que apenas somos nada,
acaso
un viento leve, suave brisa,
que
contempla la vida mientras pasa
tratando
de aprender de su misterio
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LA IMPACIENCIA
Ahora
que sois jóvenes,
cuando
los sueños arden y la pasión es fuego
y
la vida parece incandescente,
sentirse
heterodoxo y rebelarse
es
algo comprensible.
Hay
jóvenes poetas
que
quieren innovar en la impaciencia
de
sus párvulos años;
pero
también es cierto
que
hay poetas curtidos por el tiempo,
y
nunca la impaciencia abandonaron,
soñando
con ser únicos.
Unos
y otros ¿ignoran la memoria
de
lo ya acontecido?
Algunos
hasta dicen: nunca bebí de fuentes.
¿Cómo
se ha de innovar cuando se ignoran
las
fuentes que han saciado tantas páginas
de
vida, amor y tiempo?
¿No
debieran beber el agua en ellas
y
después, ir al sueño?
Tal
vez una gota de sus aguas
pudiera
iluminar nuestra palabra
en
plena primavera...
Marchad
hacia adelante, pero mirad atrás,
mirad
hacia las fuentes
y
haced lo que queráis.
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ÉXITO O FRACASO
Palabras
como éxito o fracaso,
no
las toméis en cuenta, nunca llegan de fuera.
Fracaso
es una crisis.
Se
origina la crisis, problema radical,
y
en ella no se dan los puntos medios
ni
existen medias tintas.
(Pues de existir ya no sería crisis.
Como mucho… conflicto).
Con
ella sobreviene
un
proceso de cambio, una transformación,
la
lucha entre lo sido y lo por ser.
Epicteto
decía: nunca pienses que el mal
está en las circunstancias.
Se encuentra en la opinión que
hacemos de ellas.
El
llamado fracaso, mal llamado,
es
oportunidad o es amenaza
porque
sus consecuencias,
su
radicalidad, nos conduce a un
proceso
de
simbólica muerte y nueva vida.
El
éxito es lo mismo.
Sólo
consiste en ser como tú quieras,
hacer
lo que te guste.
(Prácticas de conducta consecuentes
con tu modo de ser).
No
hay que darle más vueltas,
nunca
escribáis pendientes de lo externo
porque
el hecho de ser feliz o fracasado
depende
de nosotros.
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¿PARA
QUÉ?
Sobre la piedra viva,
sobre el papel escrito,
sobre el recuerdo trastocado
con el sólo propósito
de eternizar la huella del momento...
Es obsesión el éxito y pánico el fracaso
¡y no nos damos cuenta!
El éxito se encuentra en lo que hacemos,
si lo hacemos
con ganas y con gozo,
y el fracaso es tan sólo circunstancia
y depende de qué opinión te crees
en relación con ella.
(Y de cómo lo
vivas.)
Si la vida nos lleva hacia la muerte,
si la muerte nos lleva hacia el olvido
y el olvido se agranda con el tiempo
¿Desvirtuar lo ajeno
y engrandecer lo propio, para qué?
Pensad en lo que os digo.
Yo sé que casi todo ignoro,
pero no que los hombres
se afanan en ser únicos.
(Y
eternos.)
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Monet: "Impression soleil levant" "Impresión Sol naciente" (Museo Marmottan de Paris) |
ID Y BUSCAD LA LUZ
Ahora
que sois jóvenes, id y buscad la luz.
Aspirar
a la luz es restaurar, del hombre,
el
no sometimiento.
Id
y buscad la luz, hacia adelante
y
con la vista puesta en la memoria,
cread
vuestro universo de palabras
y
haced experimentos semánticos, eufónicos,
de
rotura de ritmo, de sintaxis...
Escribir
es amar y un vivir necesario.
Y
en la música, el ritmo la medida y la rima
–
aunque sean accidentes primitivos
en una herencia oral bien necesaria
y en un legado escrito –
vive
el tiempo en palabras que nos han precedido,
historia
de la Historia de la que somos parte.
Escribid,
que algo queda.
Veréis
que algunas cosas
estarán
abocadas al olvido mas, no os preocupéis,
eso
ya ha sucedido muchas veces.
Seguid
esos dictados de vuestro corazón,
de
vuestro pensamiento,
sentir,
pensar…
no
seáis jamás oraciones pasivas, verbos impersonales,
aprended
del ayer y buscad el mañana;
pero
viviendo ahora
y
tened, si es verdad que queréis ser poetas,
un proyecto poético sincero.
Manuel López Azorín
Del apartado I y sección II del libro: Solo la luz alumbra (2010)
Nota: En próximas entradas ire publicando las secciones III, IV
y el apartado V y final
2 comentarios:
Estimado señor
Motivado en búsqueda azarosa,los pliegos inmersos arrástramne hacia Abisales.La pieza teatral agudiza lo que Agrede.Donde es Lírica,perece bajo lo putrefacto del Oprobio;la incesante Prosapia espuma lo Repulsivo,la voz ha perdido lo Heredado,pugna enemistades.La Hermosura,la más contemplativa de las Sensaciones,es la presa Dilecta.Los actuales Desprecian de ella
Mientras el Artificio arrasa la Naturaleza,la Dulzura decanta en el Desprecio,las grandes páginas son dejadas sobre olvidados Anaqueles donde miradas ninguna se ciernen por Contemplar,y se desliza la Insanía,aquello mismo que Degrada
Aun conmuéveme la Lectura,mis Latidos se asemejan a Letras,y a cada Espacio,lo inminente del Sentir.Quede en Usted,aquello por Descubrir,que aun las hojas de tristezas adhieran a esos Palpitares que se apartan del Dolor,para develar sobre los rostros ocultos,la más cómplice de las Sonrisas
Que esté Usted bien
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