domingo, 13 de octubre de 2019

Poemas de "Solo la luz alumbra" apartado I sección II



Poemas de Solo la luz alumbra (apartado I Sección II)
de Manuel López Azorín


Foto: autor: Oscar Manuel Sánchez

Solo la luz alumbra  es una extensa selección de poemas de mis diferentes libros publicados desde 1986 hasta 2008 además de un libro inédito entonces titulado, precisamente Solo la luz alumbra y que dio título a toda la selección antológica. Y de este libro inédito, no de la selección general, incluiré aquí algunos poemas.

Quiero comenzar incluyendo, eso sí, el Epílogo que escribió mi amigo y admirado Luis Martínez de Mingo para la selección antológica, y lo hago porque en él nos habla del inédito Solo la luz alumbra muy acertadamente, como no podía ser de otro modo siendo él Doctor en literatura, además de un gran narrador y buen poeta.
Aquí os dejo el Epílogo y tras él, unos cuantos poemas de este, hasta entonces inédito Solo la luz alumbra que, como os decía, dio titulo también a toda la selección antológica publicada en 2011 por Sial-fugger Poesía.






                            CARÁCTER ES DESTINO

Es emocionante. Que en estos temps de fer, todos los tiempos lo son, la Edad de Oro sólo está en los libros, un hombre decida consagrar su vida a la Poesía, así, con mayúscula, es conmovedor y, a la vez, una gran aventura. He querido titular con esa frase de Cernuda porque le va al dedo, y aunque él no es muy cernudiano, es del todo verdad. Manuel   López  Azorín es un poeta autodidacta, que se ha hecho a sí mismo desde los libros, en búsqueda constante del temblor poético. Si hay algo que permite ver bien la publicación de unas obras completas son las constantes, lo que se va repitiendo a lo largo de los años (1986-2009), en este caso. Efectivamente, ya en Marasmo, un sencillo libro iniciado en 1962 y que el poeta da por acabado en 1980, pero que recupera en 1986, el que le editó Jesús Cifuentes, se alude a la tristeza, al miedo, a la angustia, a la noche y, sobre todo, a la búsqueda de la luz, Sólo la luz alumbra titula su obra completa, como ejes inextricables de su labor poética.

Que la vida de Manuel López Azorín ha pivotado en torno a la poesía se ve  en cada uno de los puntos de su andadura y, por supuesto, en el último libro, un inédito también con este último título donde el autor, al modo del Rilke, se inventa un diálogo con el joven poeta al que va señalando el quehacer, los caminos y la ética que siempre debe presidir su tarea. Es este un libro con fuerte tinte moral, enhebrado por el imperativo, “huid”, “sabed”, “buscad”, “id”, “sed”, en el que el bueno de López Azorín no ve a la juventud como ese peligro que viene a “hurgarnos las imaginaciones”, que dijo Gil de Biedma, sino como el futuro poético desde donde

deberemos legislar el mundo. Ojalá, Manolo, ojalá,  aunque ya hace muchos años que, incluso un grupo musical, diagnosticó que corrían malos tiempos para la lírica.  Es, sin duda, otro ejemplo más de su apuesta ciega por la poesía, el que le lleva a desbrozarle el camino, al poeta futuro, de embaucadores, impostores, profanadores y demás ralea, y a orientarle hacia esa “honda palpitación del espíritu” que dijo Machado, al margen de la rima, la medida o las efímeras exigencias de las modas. Como López Azorín necesita la poesía para estar en el mundo como diálogo permanente y acicate, ni en este libro ni en ninguno de los suyos renuncia a las grandes palabras de la osteína del discurso: amor, muerte, olvido, tristeza, corazón, esperanza, lo cual le lleva en volandas a replantear las grandes preguntas metafísicas del ser humano de hoy y de siempre y, muchas veces,  a un tono frontal, patético, desgarrador incluso. Quizá donde mejor en el libro “De la vida y otros ríos” (que lo presenté allá por junio de 2003)
“Este dolor que me consume en llanto
Por culpa de este mal (cruel enemigo
del sueño de palabras que persigo)
me está poniendo al borde del espanto…

…A veces este río se desboca
y mientras fluye con sus aguas brega
para que sirva luego de remanso.”               

Y es que el poeta no se anda con zarandajas; no es que no sepa usar el tú o el nosotros, pero la mayor parte de las veces afronta el personaje poemático desde el yo, y de ahí  el tono al que nos referimos. En “La ceniza y la espuma” , libro que presentamos en 2008 el prologuista y yo,  y que  empieza hacia 2001 y concluyéndolo en  2006, escribe:

“Aquel pobre hombre me anuncio la fecha
con naturalidad…
…Continué funámbulo – aunque hecho un basilisco –
tratando de olvidar fechas y nombres.”

Y no es que no sepa afrontar el poema desde otras coordenadas, ya lo hace en “Vértigo”, 1992, un libro que le presentó nada menos que José Hierro y donde el autor de “Cuánto sé de mí” también destaca el tono confesional por encima del lujo verbal y la pirotecnia innecesaria. “Hay – dice Hierro – aceptación del dolor sin autocompasión… y una arquitectura sólida, un esqueleto que mantiene vertical la piel y el músculo, que la emociona”. Y es que eso que vale para “Vértigo” me parece extensivo a toda su poesía.

Le ha parecido bien al autor ordenar sus libros en orden inverso, empezar por el último y acabar con algunos que escribiera ya  hace más de 30 años, aunque claro está, la purga que hace de algunos libros es tan drástica que “Azul de los afectos” -2001-  por ejemplo, pasa de 238 páginas a 27. Aprovecho aquí para decir que, aunque a mí me siga pareciendo “De la vida y otros ríos” su libro más denso, el mejor , quizá sea este Azul la piedra angular desde la que haya que vertebrar toda su poesía. No hay poema en este libro  que no esté dedicado a un amigo/a, a un poeta. Ahí está su tesoro, su bastión desde el que enfrentarse a los hachazos de la vida, su patrimonio. No sé si cabe mejor herencia. Aunque algunos de esos afectos ya no sean tan azules. Como preguntó alguien: ¿Por qué ha de durar la amistad más que las grandes pasiones?, desengaño más o menos, Manuel López Azorín es una dovela viva de este gran arco iris que es la poesía, ese temblor  metafísico bajo el que corren nuestros temores. Un arco iris que penetra en la tierra y que produce colores amargos, sinestesias. 

Es buena elección la del ordenamiento de sus libros. Si catamos de atrás a delante vemos cómo el poema se va llenando de referencias, paráfrasis y guiños de su diálogo vivo con todos sus poetas. Son los grandes de siempre, San Juan, Bécquer, Quevedo, Machado, su amado Claudio Rodríguez y José Hierro, pero también amigos/as con los que ayer habló Gracia Trinidad, Carmina Casala, Antonio Hernandez. Como quiera que López Azorín siempre ha tenido muy buen oído, y domina los recursos poéticos, el resultado es que en cualquier página de esta antología nos podemos encontrar poemas equilibrados, muy bien resueltos y con antítesis, anáforas, aliteraciones y paralelismos de la poesía de siempre, la intemporal.  Hay poesía sin adjetivos en todas las páginas del libro pero, créanme, al lado, como uña y carne, aquí palpita el hombre, el que ama, el que sufre, el que busca y el que se desespera. Si quieren un atajo empiezen por el soneto que escribe en el envés de “De la vida y otros ríos”, ese que comienza con “El hecho de escribir no es que me salve”.
 Él quiere salvar la luz de todo este marasmo, así que respetémosle. Ya saben lo que decía el gran Lezama de la luz: “El primer animal visible de lo invisible”. Lo demás es silencio.
                                                          Luis Martínez de Mingo
                                                               Otoño de 2010


Con Luis Martínez de Mingo
                                                             




Luis Martínez de Mingo (Logroño 1948) Es escritor, poeta, narrador y ensayista. Este cuentista, en el sentido estricto de escritor de cuentos, está doctorado en Literatura Española, fue profesor, catedrático, de instituto hasta su jubilación. Publicó dos poemarios, Cauces del engaño (1978) y Anacrónica de Fidel (1985). Y en 2014  el poemario Ni sombra de lo que fui. Como narrador ha publicado los relatos Bestiario del corazón (1994), El estado contra natura y otros cuentos (2008), Pintar el monstruo (2008) y Pienso para perros. Las novelas El perro de Dostoievski y La reina de los Sables y Asesinos de Instituto Como ensayista  Morir de hambre: cartas a una anoréxica (2002) ,Miedo y literatura (2004) y Tesla -Anatomía del genio (2.018).

Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)

Poemas:
Se inicia este libro con un poema a manera de prólogo en el apartado 

                  I  APRENDIENDO A MIRAR


          ESTA ES MI VIDA AHORA

Sólo la luz alumbra, sólo el amor nos salva.
Lo demás es un caos  Nos envuelve
y en plena claridad nos hace ciegos.
             (La ignorancia es ceguera y la tenemos,
              no sólo por los ojos.)

Soy un ciego que contempla su vida.
Esta es mi vida ahora:
sombras, luces, las huellas
de pisadas sentidas, pensadas, vividas,
de palabras soñadas...
                    (T.S. Eliot lo dijo: Somos Grecia.
                    No tan sólo seguir sus tradiciones.)
Es la marca de un tiempo sucedido
donde el árbol, a veces, dio su fruto
y otras veces no tuvo;
pero cada cosecha, buena o mala,
sirvió para saber que cada día
es otro aprendizaje el que despierta
con la curiosidad, otra ilusión,
otra nueva mirada en ese espejo
del hombre y de la vida.

Esta es mi vida ahora.
Camino, observo, miro, la  contemplo,                         
paso frente a su espejo, veo a los mercaderes
traficar con lenguajes que rehúyo.
                (Nunca quise en mi casa traficantes.)

Observo a los que ansían
anclarse entre los pliegues de páginas doradas
vendiendo hasta el aliento por su gloria
y rehúso sus verbos.
Son verbos de ficción, verbos de trueque,
de vanidad.
                    Moneda por lisonja,
lisonja  por moneda y poca vida propia.
         (Casas de terciopelo sin despensa,
          arquitectura de fachada,
          belleza de reclamo, de mediática búsqueda,
          casas sin vida propia.)

Prefiero contemplar a los poetas
escribiendo a la espera de la luz
y sin más ambición que la del éxtasis.
          (A cierta edad ya no se espera nada
           que no traiga la luz.)

Hay poetas de luz, no todo está perdido,
y jóvenes que buscan esa luz del misterio.

Soy un ciego que edifica su casa,
aprendiendo a mirar.  



  El II apartado con una cita de Antonio Hernández titulado


                                       DIOSES SIN REINO

                                  Ser joven no es un deseo sino gracia
                                  y claridad de ser un dios sin reino

                                                                    Antonio Hernández


     Incluyo aquí varios poemas:  


                  SENTIR, PENSAR…


Jóvenes: en pintura, preparar una tela
no es cubrirla con todos los colores   de modo aleatorio.

La tela debe estar como página en blanco
en el preciso instante    en que el pintor-poeta use pincel,
bolígrafo o teclado, para pintar un verso.

Vive y observa, siente, piensa… pinta.
No es un consejo mío,
                                      es Baudelaire,
       (el poeta que vivió la pérdida del aura
        que rodea la figura del poeta,   según Walter Benjamin)

aquel que nos mostró  les fleurs du mal
sin cambiar de papel a cada instante.

        (Y aquel que me dio Claudio
         si cambiamos el pinta por camina,
         observa, interioriza, escribe… y poda.)

Escribir sobre el lienzo:
                                        la libertad del hombre.

Sentir, pensar,  pintar…
                                           mientras la vida,
alambre de funámbulo,  muestra cielo y abismo  
y al hombre en su destino.

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                 SIN MÁCULA

En los sueños que amasan los poetas
imagino a los jóvenes   comulgando palabras
que acarician las sienes y, en la boca
del estómago, ponen   mariposas y verbos.

Y ante esa levadura de palabras,
el vuelo de los sueños,   la acción ejecutada,
encogido en un puño, el corazón
bombea en su latido   la palabra poema
y la lanza al vacío con imágenes,
en capullo de seda   que es hogar de otras alas,
con adverbios y nombres   y adjetivos que vuelan,
y verbos que florecen,   que denotan acciones
susurrando futuros,   sobrevolando el tiempo
que, encerrado en el vuelo,
se convierte en presente   mientras llenan, los jóvenes,
papeles de palabras,   de ilusión y de incógnitas,
con la miel, por los dedos, de dulzura eternal
y el sabor de la altura   rozándoles la frente  
como si una corona  de laurel les besara.

Imagino a los jóvenes...
en los sueños que amasan los poetas
y es bueno que se lancen con alas a la vida.
El vuelo, corto o largo, ofrece a la mirada
libertad de elección
para seguir volando   por la vida y el sueño
con palabras sin mácula.

Pues no atreverse nunca
y andar en el vacío del temor y la duda,
pensando en lo que pudo   haber sido y no fue…
es quedarse en el filo de la nada.

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       LA CLAVE DEL MISTERIO

Mis queridos y jóvenes poetas:
me gustáis porque sois heterogéneos,
activistas poéticos  –algunos–
naturales, muy autobiográficos
         (no serlo es ser un plagio.)
y fingidores.
       –Que  de tal manera miente
que hace ver que no es dolor
el dolor que en verdad siente
También queréis jugar
a encontrar ese ritmo de palabras
que nunca se han juntado
y, en ocasiones, sois muy divertidos,
ingeniosos, audaces...
o aparecéis desalentados,
como al borde de agónicos abismos.

Escapáis de la rima igual que de la peste
y pensáis, unos cuantos, que hacer endecasílabos
o cualquier otro metro significa
cerrar puertas al cielo, a los sentidos, al poema,
vivir con arcaísmos en los tiempos que corren.

La clave del misterio
está en la arquitectura y en sus cánones,
en el ritmo, en la música,
su compás, su cadencia,
en todo el cromatismo de la voz, del silencio,
se escriba con medida o se escriba sin ella...

Todas las proporciones se basan en el hombre.

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              LA DICHOSA DUDA


Mis jóvenes poetas:
no queréis referencias, sólo un verso, una idea
de tal o cual poeta que os agrade,    pero sin magisterio.

Os olvidáis del ritmo
                                     (¿Os olvidáis?)
para crear la música del vuestro,
vuestra propia cadencia, sin mirar hacia atrás.

Los jóvenes, si jóvenes,
es normal que pretendan escribir su camino,
abandonar las sendas,    abrirse paso arrítmico y amétrico
porque todo parece a estas edades,
fuera de tiempo y lejos de los sueños    de crear nuevas formas
–Lo mismo ha sido siempre–
inventar nuevos modos para vencer
las inseguridades y los miedos,
para intentar hallar y para hallarse   –deslumbrados de luz–
en ese desconcierto de unos años
de no tener ni idea de qué hacer con la vida.

¡Ay jóvenes poetas!
¿No sabéis que esa duda nos persigue
desde la adolescencia hasta el olvido?


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Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


              MILES


Tened claro que existen
unos cuantos poetas genuinos
–algunos conocidos–
y otros muchos que anhelan  que se les reconozca
como grandes poetas.

Se sienten importantes   y, dentro de su círculo,
tratan de ser el gallo del corral,
cacarean, enseñan su plumaje
envanecidos, vanos, engolados,
impacientes y con cierta soberbia.

Lo cierto amigos míos
es que son unos cuantos y pululan,
alrededor del YO,   disfrazados de auténticos.

Queridos jóvenes: id con cuidado.
Hay muchos impostores profanando
el sagrado lenguaje de la vida,
el lenguaje sagrado de los sueños.


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   LA BATALLA DEL HOMBRE


Hay quienes venden humo y hay quienes dejan luz
por el tiempo que fija las palabras.
El humo desvanece, se disipa,
se esfuma, nada queda.
Sólo la luz alumbra,
su claridad se fija al tiempo, y permanece.

¿Os habéis dado cuenta?
La batalla del hombre, cada día,
está entre lo que quiere  y lo que debe hacer.

           (No es el bardo distinto.)

Así, cada mañana se levanta    e inicia su camino
 – tras una larga noche de vigilia –
con los rayos del alba clareando
en pleno corazón y pensamiento.

Pero entrar en la lucha,
a campo abierto, enfrentado al camino,
sin más pan ni más agua que propósitos,
cuando los espejismos    ofrecen un oasis inminente...

Hay que mirar bien, dentro,
sin falsos espejismos, sin premura,
para hallar lo que salva y nos desvela   toda la claridad.

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HUID DE LOS POETAS QUE SIEMPRE TIENEN PRISA

Huid de los poetas que siempre tienen prisa,
de aquellos que parecen escapar
y sin embargo están en todas partes
              (Están, pero no están.)
ofreciéndose a ser, pero no siendo
más que un medio de ser para sí mismos.

Parecen huir siempre
                                   (pero nunca se marchan)
y ofrecen una imagen
de huidiza timidez,
–¿Es altivez , soberbia?–  de misterio.

No es más que una artimaña
para ocultar la sed protagonista,
para alcanzar la luz   de los neones, páginas…
Si alguna vez se sacian,
             (y algunos lo consiguen)
deslumbrantes, se nos muestran esquivos y con prisas.

La prisa es estrategia y cuando los conoces,
aunque brillen sus versos, decepcionan.


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         EL AFÁN DE PODER

Sabed que algunos
confunden el camino.

Por llegar a la cima se han perdido
entre los acomodos y el afán de poder,
entre los espejismos, del oasis    que ven en su desierto,
y las degradaciones,
entre los consistorios y las editoriales,
entre los institutos y los despachos públicos...
para lograr el cetro y el laurel.

         (Son arena de anhelos sin destino
          por un viento que cambia los paisajes,
          amurallando dunas de efímera belleza.)

Sabed que algunos
                               (¿Cuántos?)
confunden el camino y rompen, por sistema,
los ojos verdaderos de modos y de formas,
oscurecen las tardes sobre el agua que ansían
y se vuelven volcanes donde, solos, se queman
con las arenas-lava de su conciencia seca.

¿Confunden el camino?
Eligen el atajo de un fulgor instantáneo
y van entre las sombras camino de la tarde.

Entretanto los gallos  – mientras cavan auroras –
                  (Luz de Miguel y luz de Federico.)
nos cantan anunciando las verdaderas luces.


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                        LA DECEPCIÓN

Mis queridos y jóvenes poetas: marcháis con esperanza  y esto os hace caminar por palabras reconfortantes, cálidas, alegres. Palabras luminosas donde la luz es fuente inagotable de amor y de adjetivos. No así la decepción que, todavía, se supone no habéis saboreado. La decepción es una fruta amarga, un dolor sucedido, un espejo que muestra la miseria, la cara más oculta de quien mira con la máscara puesta para disimular que el afán nos habita; si alguna vez os toca, procurad que el odio o la venganza  no os inunde con ella, ni el corazón ni el alma.
La decepción, amigos, es un verbo impersonal que se conjuga cuando llueve tristeza, es jarro de agua fría, un golpe que no esperas, una playa sin olas, una palabra oscura, ciega, sorda, es una puerta abierta que se cierra de golpe, un desengaño. Nos duele el estallido de sus goznes, pero al final, amigos, nos libera.
 
La decepción es líquido que deja, pasada la sorpresa y su amargura, pasada la tristeza, un sabor que se queda junto a la indiferencia o junto a la piedad. No produce el olvido todo lo que acontece  porque duele lo que se quiere, por eso decepciona, pero termina siendo indiferente en la distancia.

Mis queridos y muy jóvenes poetas, sufriréis decepciones, mas veréis que, con el tiempo, caminareis de nuevo por las palabras cálidas, alegres... reconfortantes…  Es la capacidad que tiene el hombre de bajar al abismo y de, nuevo, regresar de la sombra, caminar renacido, con esperanza, hacia la luz... para abrazarse a ella.

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Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


 
             LA ENVIDIA

Os diré que la envidia
es la boca de un lobo en cualquier aventura
y en esta de los versos es lobo disfrazado
de calificativos de dos filos    y de significantes
con uno o dos o más significados
para lamer la frase, si conviene
– ya medida la fuerza al envidiado–
o asestar dentelladas de perfil
en círculos cerrados, casi nunca de frente.

Golpean con palabras,
propinan puñetazos con los verbos,
fabrican oraciones alevosas
adornadas de hermosa arquitectura.
Luego esconden la mano, la que lanza la piedra,
en los dobles sentidos de la idea.

La envidia se genera en los poetas
como en cualquier mortal
–no son los bardos la excepción en esto–
¡Cuidado con la envidia!
Cuidado con aquellos que acaso os la procuren,
pues es tan necia su hambre
que clava los colmillos a escondidas,
pero no sacia nunca el apetito.         

Con la que procuréis, también  ¡Cuidado!
Sed lo más naturales, sin soberbias,
tratad de erradicarla siendo humildes.
Tened claro que apenas somos nada,
acaso un viento leve, suave brisa,
que contempla la vida mientras pasa
tratando de aprender de su misterio

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         LA IMPACIENCIA


Ahora que sois jóvenes,
cuando los sueños arden y la pasión es fuego
y la vida parece incandescente,
sentirse heterodoxo y rebelarse
es algo comprensible.

Hay jóvenes poetas
que quieren innovar en la impaciencia
de sus párvulos años;
pero también es cierto
que hay poetas curtidos por el tiempo, 
y nunca la impaciencia abandonaron,
soñando con ser únicos.

Unos y otros  ¿ignoran la memoria
de lo ya acontecido?
Algunos hasta dicen: nunca bebí de fuentes.

¿Cómo se ha de innovar cuando se ignoran
las fuentes que han saciado tantas páginas
de vida, amor y tiempo?
¿No debieran beber el agua en ellas
y después, ir al sueño?

Tal vez una gota de sus aguas
pudiera iluminar nuestra palabra
en plena primavera...

Marchad hacia adelante, pero mirad atrás,
mirad hacia las fuentes
y haced lo que queráis.

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                 ÉXITO  O FRACASO

Palabras como éxito o fracaso,
no las toméis en cuenta, nunca llegan de fuera.

Fracaso es una crisis.
Se origina la crisis, problema radical,
y en ella no se dan los puntos medios
ni existen medias tintas.
          (Pues de existir ya no sería crisis.
           Como mucho… conflicto).
Con ella sobreviene
un proceso de cambio, una transformación,
la lucha entre lo sido y lo por ser.

Epicteto decía: nunca pienses que el mal
está en las circunstancias.
Se encuentra en la opinión que hacemos de ellas.

El llamado fracaso, mal llamado,
es oportunidad o es amenaza
porque sus consecuencias,
su radicalidad,  nos conduce a un proceso 
de simbólica muerte  y nueva vida.

El éxito es lo mismo.
Sólo consiste en ser como tú quieras,
hacer lo que te guste.
                (Prácticas de conducta consecuentes
                 con tu modo de ser).
No hay que darle más vueltas,
nunca escribáis pendientes de lo externo
porque el hecho de ser feliz o fracasado
depende de nosotros.

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     ¿PARA  QUÉ?


Sobre la piedra viva,
sobre el papel escrito,
sobre el recuerdo trastocado
con el sólo propósito
de eternizar la huella del momento...

Es obsesión el éxito y pánico el fracaso
¡y no nos damos cuenta!
El éxito se encuentra en lo que hacemos,
si lo  hacemos con ganas y con gozo,
y el fracaso es tan sólo circunstancia
y depende de qué opinión te crees
en relación con ella.
                                 
                                (Y de cómo lo vivas.)

Si la vida nos lleva hacia la muerte,
si la muerte nos lleva hacia el olvido
y el olvido se agranda con el tiempo
¿Desvirtuar lo ajeno
y engrandecer lo propio, para qué?

Pensad en lo que os digo.

Yo sé que casi todo ignoro,
pero no que los hombres
se afanan en ser únicos.
                                      (Y eternos.)

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Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


         ID Y BUSCAD LA LUZ



Ahora que sois jóvenes, id y buscad la luz.
Aspirar a la luz es restaurar, del hombre, 
el no sometimiento.
Id y buscad la luz, hacia adelante
y con la vista puesta en la memoria,
cread vuestro universo de palabras
y haced experimentos semánticos, eufónicos,
de rotura de ritmo, de sintaxis...

Escribir es amar y un vivir necesario.
Y en la música, el ritmo la medida y la rima
– aunque sean accidentes primitivos
  en una herencia oral bien necesaria
  y en un legado escrito –
vive el tiempo en palabras que nos han precedido,
historia de la Historia de la que somos parte.

Escribid, que algo queda.
Veréis que algunas cosas
estarán abocadas al olvido mas, no os preocupéis,
eso ya ha sucedido muchas veces.

Seguid esos dictados de vuestro corazón,
de vuestro pensamiento,
sentir, pensar…
no seáis jamás oraciones pasivas, verbos impersonales,
aprended del ayer y buscad el mañana;
pero viviendo ahora
y tened, si es verdad que queréis ser poetas,
un proyecto poético sincero.

                                  Manuel López Azorín
  
Del apartado I y sección II  del libro:  Solo la luz alumbra  (2010)   

Nota: En próximas entradas ire publicando las secciones III,  IV  

y el apartado V y final                




2 comentarios:

Claudio St dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Claudio St dijo...

Estimado señor
Motivado en búsqueda azarosa,los pliegos inmersos arrástramne hacia Abisales.La pieza teatral agudiza lo que Agrede.Donde es Lírica,perece bajo lo putrefacto del Oprobio;la incesante Prosapia espuma lo Repulsivo,la voz ha perdido lo Heredado,pugna enemistades.La Hermosura,la más contemplativa de las Sensaciones,es la presa Dilecta.Los actuales Desprecian de ella
Mientras el Artificio arrasa la Naturaleza,la Dulzura decanta en el Desprecio,las grandes páginas son dejadas sobre olvidados Anaqueles donde miradas ninguna se ciernen por Contemplar,y se desliza la Insanía,aquello mismo que Degrada
Aun conmuéveme la Lectura,mis Latidos se asemejan a Letras,y a cada Espacio,lo inminente del Sentir.Quede en Usted,aquello por Descubrir,que aun las hojas de tristezas adhieran a esos Palpitares que se apartan del Dolor,para develar sobre los rostros ocultos,la más cómplice de las Sonrisas
Que esté Usted bien