jueves, 24 de junio de 2010

RESEÑA de Francisco Javier Díez de Revenga sobre el libro La ceniza y la espuma de Manuel López Azorín


Fotografía: Francisco Javier Díez de Revenga




Reseña de Francisco Javier Diez de Revenga publicada el 25 de abril de 2008 en La OPINIÓN (Murcia)

Manuel López Azorín, “La ceniza y la Espuma”

Manuel López Azorín (Moratalla,1946) reside desde 1982 en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde ha llevado a cabo una encomiable actividad literaria, conjuntando jornadas y reflexiones sobre la poesía que han alcanzado resonancia nacional. Del mismo modo a lo largo de los años, ha desarrollado una lograda obra poética, que ha reunido en diferentes entregas, de gran calidad y valor. Ahora, acaba de aparecer su último libro, con el título “La ceniza y la espuma”, que ha publicado Fugger Poesía/ Sial Ediciones, en Madrid, un volumen en el que nuestro poeta vierte reflexiones muy intensas y entrañables sobre el mundo y sobre la vida, comprometido en un análisis exigente de la existencia, con un cierto tono de disconformidad e incluso de censura de la realidad. Claudio Rodríguez, uno de sus maestros, admirado por el poeta desde siempre, marca la intensidad verbal de este poemario de principio a fin, y le otorga la altitud ética y espiritual que define sus propuestas y reflexiones. “Miro la espuma – escribió Claudio Rodríguez – su delicadeza que es tan distinta a la de la ceniza”, y tal parece ser el sentido de este libro intenso que se reúne en memoria del gran poeta zamorano.
Justamente, el libro se cierra con un impresionante retablo en el que unos versos de Claudio devolverán, para el final, para la conclusión, la serenidad a la reflexión poética, antes alterada por tantas urgencias vitales. La casa, como habitación serena para el que quiera la paz, será el motivo de la interrogación final del poeta, entre la espuma y la ceniza. Interrogaciones nada retóricas, que ponen, para terminar el libro, el dedo en la llaga de la pregunta. Todo se perderá, polvo y nada llegará a ser todo, barro y ceniza que sólo la poesía podrá hacer permanente e imborrable.
En tres secciones, un prólogo y un epílogo, ha dividido su poemario Manuel López Azorín: “El golpe que no esperas”, pleno de sensaciones de derrota, interrogaciones sobre un presente incierto; “Metáforas de vida”, con representaciones del presente integradas en la propia vitalidad recuperada, y “La ceniza y la espuma”, con nuevas inquisiciones sobre el sentido del mundo y el papel del poeta en ese universo creado para luchar, para sentir y para superar las adversidades, que son muchas y diversas, pero que sólo la poesía, como se intuía en el epílogo ya recordado, puede llegar a superar.
Hay que destacar en esta poesía de Manuel López Azorín un aspecto no muchas veces tenido en cuenta y que, sin duda, seduce al lector: la fuerza expresiva y la originalidad enorme de su lengua poética, de su estilo. López Azorín es un gran e insólito creador de metáforas. Un poema central del libro se titula precisamente “Metáforas”, con una importante reflexión sobre las subversiones del lenguaje, sobre la perversión de la semántica poética. Él mismo, como creador de un habla lírica, verbaliza constantemente los objetos para darles una nueva vida, una renovada capacidad expresiva.
Perteneciente a la mejor tradición de la poesía española del siglo XX, López Azorín logra con la metáfora lo más difícil de conseguir: dotar a la palabra de una nueva lectura, de un nuevo significado.
Otro poema del libro titulado muy certeramente “La luna, las palabras”, puede llegar a ser representación, en efecto, de su trabajo como `poeta, como orfebre del lenguaje. Caballos salvajes pisotean la casa de la luna, caballos sin escrúpulos que usan vocabularios como cepos para mancillar palabras y significados. Pero nada se puede hacer ante tanta impureza: la palabra, sin embargo, es el tiempo, nos dice el poeta, la palabra es la luna plena sobre las aguas; la palabra, en definitiva, como dice en la conclusión , muy filológicamente por cierto, es reflejo de la idea, significante, fiel significado.
El poeta que es capaz de escribir una reflexión tan severa sobre el sentido de la palabra, marcando así los límites y los objetivos de su poética, es el creador de una lírica renovada, capaz de marchar al ritmo superior que marcaron sus maestros del siglo XX, Claudio Rodríguez, José Hierro, Rafael Morales, Rafael Montesinos, pero también los anteriores hasta llegar a Lope de Vega y al mismísimo Góngora.
Todo el libro es, en definitiva, una gran reflexión sobre el tiempo, sobre el tiempo transcurrido y sobre su significado como vertebración de una existencia larga, distendida, pero comprometida con el papel del hombre en el mundo. Mundo y tiempo que se van marcando por los accidentes vitales, gozos y sombras que ha marcado una existencia en la que también han convivido los sueños y los anhelos, los valores y los compromisos, el análisis de los comportamientos y la responsabilidad de cada cual en la diaria tragicomedia de la vida, esa vida llena de odio y mezquindad, de polvo, de ceniza, de barro, de sombra, en la que, sin embargo, hay una luz, una esperanza. Duro análisis de comportamientos humanos, entre los que el amor no es de los menos censurados. Severa reflexión reunida en una poética coherente, cohesionada, que, en conjunto, ha dado lugar a un esplendido libro de poesía, digno de este poeta murciano y de su sólida trayectoria anterior.
Francisco Javier Díez de Revenga:
Es doctor en Filología Románica, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia. Autor de numerosos artículos y estudios literarios, entre sus libros destacan La métrica de los poetas del 27 (1973). Revistas murcianas relacionadas con la generación del 27 (2ª edición 1979). El teatro de Miguel Hernández (2ª edición 1986) Poesía española de vanguardia (1918-1936) edición publicada en Castalia (1995). Así como ediciones de Lope de Vega, Gerardo Diego, Alfonso X el Sabio, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre etc.

Francisco Javier Díez de Revenga es doctor en Filología Románica, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia. Autor de numerosos artículos y estudios literarios, entre sus libros destacan La métrica de los poetas del 27 (1973). Revistas murcianas relacionadas con la generación del 27 (2ª edición 1979). El teatro de Miguel Hernández (2ª edición 1986) Poesía española de vanguardia (1918-1936) edición publicada en Castalia (1995). Así como ediciones de Lope de Vega, Gerardo Diego, Alfonso X el Sabio, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre etc.

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