viernes, 29 de noviembre de 2013

Manuel López Azorín. Del libro "Romancero flamenco":poema "Las manos" y "Soleares del cante" Acompañado a la guitarra por Nacho Martín




Manuel López Azorín:del libro Romancero flamenco.Lectura del poema "Las manos" y "Soleares del cante"  Acompañado a la guitarra por Nacho Martín





Ver Video


Las manos


 Bullen alegre las manos,
las manos, crispadas, tiemblan.
Son tensos sonidos sordos
de gemidos y protestas,
y suaves, dulces sonidos.
La sombra y las luces muestran.

A veces como palomas
que tiernamente zurean
o gavilanes, a veces,
que se alzan, miran, depredan.

Se abren las manos al aire
y cerrándose aletean.
Palomas y gavilanes.
¡Caras tiene la moneda!

Manos como testamentos
que afirman y que sentencian,
manos que al aire nos dicen
lo que la boca silencia.
Manos que acarician tibias,
manos que, fuertes, golpean,
manos que cantan la vida,
manos que la vida entregan.

¡Toda la vida en las manos!

Manos que al moverse llevan
jazmines besando el aire

y cortando el viento...adelfas.


Las manos, por soleares

 Las manos, cuando se crispan,
se vuelven como  los rayos
y echan por las manos chispas.

 ¡Ay las manos si andan tensas!
Si van en calma, acarician,
palmas y dedos te besan.


Soleares del cante

El cante viste de negro
y lleva el dolor escrito
bajo la capa del cielo.

Es un lamento de fuego
quemando por las entrañas
y gritando por el viento.

Al cantar se deja abierto
el portón por donde escapan,
con furia, risa y lamento.

Cuando el cante eleva el vuelo,
el duende tiene la culpa
de que se quede en el pueblo.

Manuel López Azorín
Del libro Romancero flamenco (Eirene Editorial, Madrid 2012)

jueves, 21 de noviembre de 2013

Manuel López Azorín, poemas: de "Romancero flamenco":La siguiriya y el Baile. A la guitarra: Nacho Martín




Manuel López Azorín, poemas del libro Romancero flamenco: "La siguiriya" y "El Baile"   A la guitarra: Nacho Martín 






Ver video

    EL BAILE

El cuerpo, entregado al baile,
forma cuerpo en la madera
y allí repica la vida,
con un clamor que destella.

Se hace tan denso el silencio
cuando los pies taconean,
cuando callan las guitarras,
cuando el cuerpo se cimbrea,
cuando las manos se baten
con el aire y aletean...
que se revienta el sonido
y en el bailar se revienta
todo lo que da la vida
y todo aquello que niega.


Cuando la guitarra arropa
los pies que acarician, vuelan,
palmas, pies, guitarra y ecos
cantan la canción eterna.

Canción de vida y de muerte
que olvida y que se lamenta,
llorando con su alegría
y con sus penas a cuestas.

La vida lleva consigo
un sinvivir de cadenas
y pone dentro del alma

lo mismo duelos que fiestas
y consigo lleva el baile
lo que la vida le entrega:
dramáticos movimientos
y movimientos que besan.

Que acompañen las guitarras,
que rasguen vida las cuerdas
y que las voces arropen
las manos y pies que muestran,
en un vuelo de expresiones,
de luces y de tinieblas,
desnudos los sentimientos,
frágiles, como candelas,
que alumbran con la esperanza
y con el dolor se quiebran.

Relámpagos que deslumbran
a todos los que contemplan
la gracia de un movimiento
que, sin palabras, desvela
la magia del gran misterio
de un lenguaje sin fronteras.

El cuerpo entregado al baile
de tal modo, tal manera,
que el ritmo se hace universo

para correr por sus venas. 


Soleares de El Baile

Como en un rito, la danza
susurra, con su lenguaje
de movimientos, palabras.

Palabras mudas de aliento,
de furia, de amor, palabras...
sin palabras, sólo gestos.

Y así le nacen las alas,
y así besa o rompe el viento
y así es de flor o de espada.

Con la voz por las entrañas
ejecuta el rito el cuerpo
y todos sus miembros hablan.

Manuel López Azorín
Del libro Romancero flamenco (Eirene Editorial, Madrid 2012)

viernes, 15 de noviembre de 2013

Manuel López Azorín: Poemas del "Romancero flamenco" acompañando a la guitarra, Nacho Martín. Introducción y poema "Federico"




Manuel López Azorín: lectura de Romancero flamenco acompañando a la guitarra,  Nacho Martín. Introducción y poema "Federico"




Ver video

Federico

 
¡Ay Federico! Le diste
al flamenco tu defensa
uniendo cantes gitanos
y payos en una etnia.

Pues si el cante fue gitano,
porque el gitano lo lleva,
payos como tú lo ensalzan
y otros, cantando, lo elevan.

Falla te enseña a quererlo,
a que de sus fuentes bebas,
a unir lo culto y lo llano
con lo que todos te enseñan.

Lo bebiste de la mano
del cirio y de la candela
y diste, del Cante jondo,
lo mejor en tu poema.

¡Ay Federico! que fuiste
¡Ay Federico, qué pena!
en la fuente de las lágrimas,
llanto de sangre en tu tierra. 


Tras cada uno de los poemas de este Romancero flamenco hay, en letra cursiva, unas coplas, generalmente soleares aunque también algunas siguiriyas,  que complementan el poema. Estas son las coplas por soleares que acompañan al poema Federico.


Soleá por Federico.
Llanto de rabia y de pena
en un doloroso grito.

Se llenaron los caminos
de rencor y de condenas,
de muertos y malheridos.

Se empecinaron los vivos
en una ciega carrera
con un ciego desatino.

Hacia el amor, que nos salva,
del odio nunca se parte.
El odio siempre nos mata.

Silencio, los que aman, gritan
para salvar el silencio
de las llamas de las iras.

Para hacerle frente al hambre
que produce el abandono...
se saca el alma en el cante.

En el quejío que sale
como un canto de alegría
se van llorando verdades.

Manuel López Azorín
Del libro: Romancero flamenco (Eirene Editorial, Madrid, 2012)