Manuel López Azorín:del libro Romancero flamenco.Lectura del poema "Las manos" y "Soleares del cante" Acompañado a la guitarra por Nacho Martín
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Las manos
Bullen
alegre las manos,
las
manos, crispadas, tiemblan.
Son
tensos sonidos sordos
de
gemidos y protestas,
y
suaves, dulces sonidos.
La
sombra y las luces muestran.
A
veces como palomas
que
tiernamente zurean
o
gavilanes, a veces,
que
se alzan, miran, depredan.
Se
abren las manos al aire
y
cerrándose aletean.
Palomas
y gavilanes.
¡Caras
tiene la moneda!
Manos
como testamentos
que
afirman y que sentencian,
manos
que al aire nos dicen
lo
que la boca silencia.
Manos
que acarician tibias,
manos
que, fuertes, golpean,
manos
que cantan la vida,
manos
que la vida entregan.
¡Toda
la vida en las manos!
Manos
que al moverse llevan
jazmines
besando el aire
y
cortando el viento...adelfas.
Las manos, por soleares
Las
manos, cuando se crispan,
se
vuelven como los rayos
y echan
por las manos chispas.
¡Ay las
manos si andan tensas!
Si van
en calma, acarician,
palmas
y dedos te besan.
Soleares del cante
El
cante viste de negro
y lleva
el dolor escrito
bajo la
capa del cielo.
Es un
lamento de fuego
quemando
por las entrañas
y
gritando por el viento.
Al
cantar se deja abierto
el
portón por donde escapan,
con
furia, risa y lamento.
Cuando
el cante eleva el vuelo,
el duende
tiene la culpa
de que
se quede en el pueblo.
Manuel López Azorín
Del libro Romancero flamenco (Eirene Editorial, Madrid 2012)
Manuel López Azorín
Del libro Romancero flamenco (Eirene Editorial, Madrid 2012)