domingo, 12 de febrero de 2023

 

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Fonoteca de Poesía

Feb 11




“La poesía es ese intento de traer a lo visible lo invisible”

por M.Carmen Gascón Baquero
Directora Literaria de la Fonoteca

Artículo Azorín

azorin-persona-mapa.mp3      (Pinchar en Azorin persona-mapa mp3 para escucharlo)

Manuel López Azorín (1946)  fundó el Colectivo Helicón de Poesía y Relato y creó los cuadernos La música de la palabra; dirigió y presentó Tertulias de Autor a través de Canal Norte TV,  !Qué gran archivo videográfico para las siguientes generaciones!!! Muchisimas gracias. También creó y dirigió  la revista Poesía en la Diana, ha escrito guiones sobre Claudio Rodríguez, José Hierro, Rafael Morales  Rafael Montesinos.

domingo, 5 de abril de 2020

Manuel López Azorín El poeta que soñó con la Ciudad de la poesía




Manuel López Azorín
El poeta que soñó con la Ciudad de la poesía





    

       CIUDAD CON VOCACIÓN DE POESÍA
                                                      (San Sebastián de los Reyes)

Tu ayer tuvo una loma con ermita 
y en torre, hoy, neomudejar se encarama
y tuvo algunas chozas de retama
y unos valientes que la Historia cita.

Dehesa tuvo, y tiene, y una cuita  
que fue por mucho tiempo ardiente llama
del fuego esperanzado que proclama
albedrío en el hombre, y que lo agita.

Entre eneros y agostos: primaveras.
Tu ayer fue conformando su paisaje
a  la sombra del tiempo que corría.

Llegaste a ser lo que eres tras que fueras   
aldea, pueblo y, tras de tanto viaje,
ciudad con vocación de poesía.

                                  Manuel López Azorín
                             S. S. de los Reyes abril de 1995

martes, 14 de enero de 2020

Poemas de Solo la luz alumbra no incluidos en la antología del mismo título publicada en 2011 por Sial-Fugger Poesía





Poemas de Solo la luz alumbra (2010) no incluidos en la antología del mismo título publicada en 2011 por Sial-Fugger Poesía





"Porque no es que Manuel López Azorín y yo seamos hermanos, que también. Un día nos salió al paso un descubrimiento: fuimos el mismo niño, y cuando dejamos de ser niños nos pasaron las mismas cosas, seguramente por soñar los mismos sueños. Como para dejar escapar yo la ocasión de hocicar públicamente en este hijo de Claudio Rodríguez, de Pepe Hierro, de Antonio Gala, y de tantos y tantos que han ido marcando los pasos de baile en torno a su poesía.(...)
Así que aquí hoy presumo de amigo y de poeta. Porque Manuel López Azorín es poeta desde dentro, eso se ve en todos y cada uno de sus libros. Somos muchos los que nos acercamos a la poesía intentando aprender el oficio de los versos, pero es que en el caso de Manuel López Azorín son los versos los que le buscan y le nombran, como si hubiesen nacido y crecido juntos, como si "el verdadero Azorín" no pudiese eludir la poesía porque es forma de su naturaleza sentimental y casi mineral.(...)
"¿Es la poesía de Manuel López Azorín algo serio? Yo diría que algo importante, muy importante.
Importante para él, como un sacramento, o como un estigma. Vivió siempre dentro de la poesía, vivió rodeado de poetas, vivió multiplicando la poesía a su alrededor porque sabe que el universo total no es un lugar sino una manera de vivir en todos los actos y gentes donde la poesía tiene derecho a llegar y quedarse.  La poesía fue siempre para él una pasión y un oficio. Cualquier otra cosa que haga, no le librará nunca de su condición natural y única de poeta.
Y ahora que lo pienso: no sé por qué demonios estoy hablando de Manuel López Azorín en pasado. Quizás porque su vida poética ha sido larga pero rápida, y eso tapa el gallardo laboreo diario que hace de lo que toca un mundo de luz presente.(...)

Iba a aguantarme las ganas de decir que Manuel López Azorín no sólo es poeta, sino un enorme poeta. Pero no me aguanto y lo digo hoy en voz alta, no vean en esta pronunciación ninguna hipérbole. Los dos niños que fuimos en uno solo  no han llegado a contaminarme. Los dos sabemos exactamente lo que medimos." 

Fragmentos del texto escrito por el periodista, narrador y poeta Valentín Martín  en su artículo del 16 de mayo de 2019 en el periódico digital "Salamanca al día.es"

Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


                                    SÓLO LA LUZ ALUMBRA


                                                                                  Ser joven no es un deseo sino gracia
                                                                                  y claridad de ser un dios sin reino

                                                                                              -Antonio Hernández-


       
                                                           II

                                            DIOSES SIN REINO


(Poemas no incluidos en este apartado de la selección antológica    Solo la luz alumbra (Sial-Fugger poesía, Madrid, 2011) )


 Foto


                 DÓNDE LA LUZ


Los poetas de ahora, ¿Por qué sendas andáis?

Los caminos abiertos han dejado su huella;
pero todo poeta  quiere hollar nuevas vías,
escribir sobre trochas  aún inexploradas,
descubrir el dorado  que nadie ha descubierto
y mostrarle a este mundo  su fulgor con palabras,
diamantinas palabras  con  el oro del verbo,
en el viejo lenguaje  de los nuevos vocablos
que trastoquen el tiempo,  efímero, caduco,
y eternal se nos muestre, tras la vida en la vida,
alumbrando los días  y las noches sin horas.

Los poetas, ahora ¿Por qué sendas andáis?

La experiencia es el fruto  del camino vivido,
el lenguajes es el medio, la expresión su belleza,
para reinventar, cantar la vida,
las temáticas: viejas, como el mundo,
       (Amor y tiempo y muerte. Todo en ellas)
en ellas va encerrado lo demás,
                va dentro de nosotros
y siempre es verdadera,
y a veces se enmascara,
y a veces enmudece
y dueña del silencio
nos enseña el vacío de voces inexactas.

Algunas veces muestra
el horizonte que habla con relámpagos,
               va dentro de nosotros, de nosotros,
sólo hay que ver su voz
y dar con la palabra exacta, justa,
nombrarla, darle vida;
pero, dónde la luz para alumbrar el éxtasis.

            CONFIANZA

Tened confianza, jóvenes,
en vuestra inteligencia, en vuestro instinto.
Sin consejos de sabios
                                      (Generalmente falsos.)
ni de aquellos mayores que pretendan
ser igual que vosotros.
                                       Os engañan
tratando de llevaros al filo de su norma.

Aunque habréis de beber, sin duda alguna,
de las fuentes de ayer,
pues sin memoria viva todo es nada,
recordad siempre a Rilke e intentar decir
“como si fuera el primer hombre”
lo que veis y sentís, lo que intuís
y todo lo ganado y lo perdido.

Tened confianza.
Así seréis vosotros, aunque os equivoquéis
sabréis rectificar y andar de nuevo
por el interminable sendero de las dudas
y de la libertad.
Confiad en vosotros
y sabréis del amor, y de la vida,
del dolor, la alegría...
sin más intermediarios
que vuestra inteligencia, vuestro instinto,
todos vuestros errores
y el agua de las fuentes que bebáis
mientras vais caminando
desde el primer milagro al último misterio.
Tened confianza, ahora es el momento,
disfrutad del tesoro que tenéis,
el que  llamó divino el gran Darío,
y de vuestra ignorancia.
          (Algo que no se marcha con el tiempo
           como la juventud,
           porque sabréis, ya lo sabréis un día,
           lo mucho que ignoramos.)


                ARDUO CAMINO




Mirad: la poesía, casi toda
la poesía escrita cuando joven,
suele ser inmadura.

       (Esto es así, y es evidente,
        todo necesita su tiempo a no ser que el milagro,
        la claridad de Claudio, el misterio Rimbaud …
        – lo  inexplicable siempre – se produzca.)

Desde el posmodernismo, al poeta, al artista,
       mis jóvenes amigos –
se le pide lidiar la tradición.

        (Y torearla es duro   pues se requiere mucho aprendizaje.)

Hay ruedos que son sólidos,
con vocación y con aliento mas sin riesgo
y hay tierras arriesgadas.

Tratar de descubrir dónde abonarse,
averiguar el surco, la semilla...
es un arduo camino.

Con mesura, templanza, desenfreno, impaciencia,
poned en cada verso la pasión hasta el límite,
y vocación, y solidez, y riesgo.

    (Y, sobre todo, amor por lo que hacéis.)




      ARTIFICIOS PRODUCTIVOS



Queridos compañeros de los sueños:
la crónica indigencia del poeta
–y no es simbología de lo abstracto –
tal vez os pueda hacer virar el rumbo
hacia fructíferas ficciones, prosas...

Recordad que alguien dijo – no se quién –
que  el escritor es bardo y que frustrado,
harto de hacer el zompo con la lírica,
se introduce en la jungla y se recrea,
sin aura camenal ni metro alguno,
en fingir artificios productivos.

Alguna vez escribe algún poema
que conserva con celo, bien guardado,
porque sueña eternal vida de luz.

Si pensáis que el poeta,
que escribe lo que vive aunque lo finja
como una realidad imaginada,
necesita algo más que poesía...
nunca seréis poetas.



    LA FUERZA DE LA EDAD



Pudiera suceder
que lo anterior no ocurra
y dado que la fuerza de la edad,
tan vital y con sangre luchadora,
afronta el laberinto de los versos
creyendo en el triunfo coronado
y dueño de la luz de las palabras...

                (Teseo sin Ariadna,
                 regalado de luz por Anfitrite,
                 es de origen divino.)

¿Servirá la corona de los años,
igual que en la leyenda,
para alcanzar la luz?


¿Se podrá, sin madeja del amor,
encontrar la salida?




               MALVERDAD



No todos los poetas
reniegan de pasados lejanos o recientes
ni todos los que dicen renegar
desprecian de las fuentes toda el agua.

Pero es cierto que algunos, 
en plena soledad, frente al misterio,
se afanan por lograr eso que llaman cárcel
de medidas y rimas, de música y de luces.

Se guardan bien de no decirlo nunca; 
pero de noche se ejercitan,
casi con obsesión, en lograr su propósito.

Si alguna ves lo logran nos dirán:
 – Yo sé  escribir sonetos, pero no me interesan.

          (De tanto repetirla, la mentira
           se acaba convirtiendo en malverdad.)

Algunos de vosotros
puede ser que creáis en sus palabras;
pero un poema bueno, un buen poema,
da igual que esté en la cárcel o en la calle
porque dispone de alas
y vuela, y se hace tiempo , espuma y aire.


          CON LAS TRIPAS
 


Mis jóvenes poetas:

escribir un soneto es ejercicio,
es saber – con la métrica y la rima –
manejar el lenguaje sin que oprima,
sin que sirva al sujeto de cilicio.

Es hallar una fórmula al servicio
de las palabras, es ir hasta la cima
con ética y estética pues prima
la forma, el contenido...
                                       (¿Es el oficio?)

y seguir las premisas – sin aprieto –
y decir mucho en poco:
                                        exposición,
y nudo, y desenlace... y ya está, sale.

Así, se da por fin, fin a un soneto;
pero si en él no está el aliento, el son,
aunque haya técnica, sin luz, éste no vale.


Y recordad a Garcilaso, a Lope,   a Góngora, Quevedo...

Tras todos ellos  
y los que luego nos dejaron huella,
haced vuestro camino
y escribid, con las tripas hacia fuera,
aquello que viváis y que sintáis
con palabras de vida en el poema.






        SOLEDAD DEL DESARRAIGO



Mis muy queridos jóvenes poetas:
lo normal es que andéis como perdidos
en esa oscuridad que trae la duda
y el instante parezca un laberinto
de enredados caminos en el hilo
de todas las incógnitas.

Normal es que, sin armas, afrontéis la batalla,
normal es que busquéis dónde nace el poema,
la raíz que alimenta, con su savia,
la palabra del árbol que ha crecido en el tiempo.

Eso parece lo normal, sin duda.
Después vendrán los ecos  o vendrán los olvidos

    (Esto es algo que ocurre  en cualquier andadura.)

Vivimos en  un mundo,  ahora de mascotas y de máquinas,
y en esta soledad del desarraigo
olvidamos la senda ya pisada,
mitificamos la tecnología
– la  gran devoradora de miserias –
comparamos a un niño con un perro,
y somos dependientes de un clic doble.

El hombre está en peligro, y las palabras,
pero no son las máquinas culpables.

El hombre,
rodeado de autómatas y lobos,   sueña, aspira a la luz,
busca la lucidez en tanta sombra   de soledad y miedo.





Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)


                           III

                 CLARIDAD DE LA LUZ


(Poemas no incluidos en este apartado de la selección antológica    Solo la luz alumbra (Sial-Fugger poesía, Madrid, 2011) )





                                                             No es nada, es un suspiro,
                                                                       Pero nunca sació nadie esa nada
                                                                       Ni nadie supo nunca de qué alta roca nace.

                                                                                           - Luis Cernuda-





       SABEN QUE NO SON CISNES



Puedo decir que sé de algunos
disfrazados de cisne, con escala y afán
de elevarse a la cima.

Este no es un proyecto aconsejable
cuando no existen alas y es un fin
sin importar los medios.

Sueñan la cúpula más alta
van de depredadores, conspirando.
Muestran caras fraternas, amables, bondadosas,
buscan el resplandor, ambicionan la luz;
pero no es esta luz esa luz del misterio.

A veces lo consiguen, nos engañan,
se sirven de artimañas y obtienen el ascenso,
pero no se relajan
porque nunca hay escalas suficientes
para alcanzar la altura de las aves.

         (Saben que no son cisnes.)

El deseo implacable de elevarse
los conduce al vacío
                                   (Y a la sombra.)

aunque no lo sepamos.



         CONTRARIOS,  ALIADOS…



Mirad amigos míos que hay cuchillos
de palabras mortales en contrarios,
dardos envenenados en éste, nuestro mundo.

Sabed también que, en aliados,
hay un amor que siempre reverdece.

Hieren los primeros.
Destilan por la voz y por las páginas
cicutas de palabras sumidas en la sombra
y si no tienes nada que ofrecerles
no vales nada.

Los segundos observan, buscan en lo más hondo.

Tal vez no encuentren nunca o tal vez de a la luz
su verso y nos deslumbren,
pero nunca serán los asesinos
que clavan su cuchillo envenenado
por la carne y la página.

Lo triste es que en nosotros viven ambos.



FUENTE DE RECHAZOS Y DE ASOMBROS




Es fuente de rechazos y de asombros.
observar la profunda diferencia
que existe entre cristales y diamantes.


De rechazos:
                       saber que la mentira,
llena de vanidades y de astucias,
bulle entre las palabras y se aloja,
y medra y ningunea,
en lugares que no le corresponden.


De asombros:
                         beberse las palabras,
las de aquellos que escriben en la luz,
la de aquellos que  buscan,  sin más razón de ser,
sentir el vuelo
del agua por el aire.

Lumínico fulgor, no de este mundo,
para saciar la sed.



       POETAS Y POETAS




Hay poetas que herméticos proclaman
un mundo de tiniebla que unos pocos
descifran con los símbolos
de un iniciado círculo,
en un lenguaje críptico y lejano
de aquellos que inventaron el lenguaje
para ver de entenderse.

Los crípticos poetas
viven en la confianza, inusitada,
del gran sentido oculto del poema.
Lo hermético, el misterio,
lleva – piensan – el aura del milagro,
belleza inexplicable de lo oculto.

Y forman ese grupo…
un círculo invisible a muchos ojos.

Hay poetas que son como agua clara.
Aunque lleven enigmas en sus verbos,
irradian una luz que nos deslumbra
en la difícil sencillez con que hablan.

La clarificación de este lenguaje
de músicas y ritmos, sugerente...
siempre atrapa, con su hermoso misterio
porque es como agua pura
y colma nuestra sed.

      (Todos son respetables,
cada cual es muy libre  de elegir su destino
       si es que puede elegirse)                           

         LO DESCONOCIDO

                                 (El poema)


La tarde se derrama
rosada,
rojazul,
vencido el día...
y la noche la oculta con su manto.

El camino oscurece,
en penumbra
todo se distorsiona en las pupilas
y lo desconocido
nos acerca
un temor invisible.

Mirad el cielo
estrellado  esta noche.
Las luces,
resplandor
entre lo oscuro,
van danzando en los tules de la sombra.

Y llega un miedo denso,
entra  en nosotros, dentro,
nos paraliza.
¿Entra dentro, en nosotros?

Las luces, en su sitio.
¿Y ya no verlas
es sentir
un temor inexplicable
frente al profundo negro
que todo lo transforma?

¿Son mis ojos, los vuestros, yo, vosotros?
  

La cima del temor cambia el paisaje.
El miedo
hace del árbol
una figura extraña,
misteriosa.

Los sonidos, parecen
multiplicar el eco del misterio,
el murmullo del agua
se trastoca en rumores de amenaza.

¿Y cómo puede ser
si nuestros ojos
se adaptan a las luces y a las sombras?

Los verbos enmudecen
y cesan las imágenes,
se atoran las ideas,
los conceptos,
las emociones claman por salir
y todo es como un tiempo detenido,
como el sueño infantil,
la pesadilla,
donde quieres correr
y vas inerte,
inerte, inerte, inerte…
hacia el abismo.

Es lo desconocido que, de pronto,
nos asalta y reduce.

¿No era la tarde bella,
no es la noche estrellada,
no es el agua susurro, canto, música?

Y la mirada  ¿Es nuestra?
        (Desde dentro,
        desde muy dentro, siempre.)


A veces, con los ojos, nada vemos

¿No es la palabra el canto,
no es medio de sentir lo inexplicable,
no es nombrarla y, de pronto, darle vida?

Es lo desconocido,
nos asalta y reduce el pensamiento,
el corazón, el alma.

La oscuridad frente a todas las páginas:
intangible temor.
Un grito enmudecido
clama  la claridad de algún instante,
las precisas palabras
para ahuyentar el miedo,
a lo desconocido y al vacío,
y alumbrarnos  de vida.

Un instante fugaz cruza los cielos,
desparrama sus luces , ilumina
y nos trae un relámpago,
un instante.

¡Y todo es claridad
en plena sombra!

Y lo desconocido
se hace luz desde dentro
y el temor desvanece,
pues ella  le da vida,
y a la palabra…
¡Forma!
  

          HAY QUE OÍR EL SILENCIO




Para aprender a ver
hay que oír el silencio,
entenderlo, tratar de descifrarlo
tras haberlo escuchado con palabras.

Hay que oír el silencio y abrazarlo
como forma de círculo de vida.

¿Quién puede, con palabras,
                                               describir
lo que dice el silencio?

Tal vez, con la palabra amor,
el silencio desvele su secreto.


   FÚLGIDO INTERIOR


Mis queridos y jóvenes poetas:
si lo interno es ceguera,
lo mismo da la luz del sol, lo mismo,
que la noche más negra.

No oscurece la sombra de lo externo
el interior si es fúlgido.

Si el paisaje interior seguro luce,
por más oscuridad
que sobre ti, sobre tu voz, se cierna...
se  escribirán tus pasos en la luz.


             EN SOLEDAD ESCRIBE




Desde el silencio escribe  buscando los relámpagos,
esa infinita luz que aviva el verso
que  debe ser reflejo de tu vida
y de la vida.
En soledad escribe sirviéndote de todo lo que ha sido
y de tu propio tiempo.
Donde mejor te sientas vive humilde el espacio,
en él nadie reniega de su centro.
Con un amor sagrado te conduce a conseguir la magia,
esa dulce materia invisible que intuyes,
la luz.

En soledad escribe.
Con la vida se aprende y en la duda vivimos.
Que nunca se te olvide que partimos del llanto
y en participación y en compromiso
se camina tratando  de saber de nosotros,
tan ángeles, demonios…
y los pasos son luego un pañuelo de músicas
de tristeza, alegría...

Luz siente,
despójate de sombras y camina,
sabiendo de tu centro, hacia la luz.


¡Ah luminosa luz…
que de repente llega y ofrece claridad!





Monet:
"Impression soleil levant"
"Impresión Sol naciente"
(Museo Marmottan de Paris)

                                 IV

           CELEBRACIÓN APÓCRIFA

 
(Poemas no incluidos en este apartado de la selección antológica    Solo la luz alumbra (Sial-Fugger poesía, Madrid, 2011) )





                                                                       La creación no se concreta 
                                                                       hasta que se celebra,
                                                                       hasta que el hombre sabe y se mejora

                                                                                       - Claudio Rodríguez -




LEOPARDI  HABLA EN TARQUIMIA CON UN JOVEN POETA  
QUE SUEÑA CON VOLVER A SU TIERRA.

                                             “E il naufragar  m´e  dolce in questo mare”


                                                                                           Para Antonio Colinas

Normal es regresar a la colina

y contemplar el tiempo sucedido

por la bordada tela de la vida
que, desde Recanati,
trabajó mi mantel de pensamiento
nada alegre, elegíaco,
con gran escepticismo y amargura
frente a la enfermedad y el desencanto.

Normal es regresar.
                                 Vive en mi espíritu,
la tierra donde observo a la luna
silenciosa,
                  en mi infancia.

      (Es la historia de amor entre dos mundos:
      la tierra, la raíz y enfrente el resto.
      Y tú lo sientes ya del mismo modo.)

Recanati, a pesar de las huídas
y de tantos regresos obligados
es, muy a mi pesar, la evocación
de aquel tiempo inocente ya lejano

    (“Te amo siempre colina solitaria”)

y muy a mi pesar, el pensamiento,
en esta inmensidad tan diminuta,
lo compara, y se anega.


Noche de madurez envuelta en nieve
tras tanto tiempo ya de luz y sombra,
de piedra, piedra, piedra…

Por la patria del alma nace el canto
del dolor.
                Me  recreo en las cosas
sencillas:  la colina solitaria,

          (pájaro pensativo y apartado)

ese pequeño seto poderoso
que impide ver el horizonte vasto

        (los años ya vencidos que regresan)

y el débil, rumoroso soplo de aire
que el silencio infinito me susurra.


El dolor es legítimo y es normal pretender
abandonar el río de los males,
anegarse en el mar de la dulzura,
de la paz, del reposo, del olvido,
de la nada que anhelo ya en los ojos
de esa hermosa doncella sin guadaña.

Aprisiona el dolor el cuerpo, el alma,
y en cambio el corazón late bondad
en tanto que se sueña la hermosa y bella muerte.

       (Un hombre moribundo, casi cisne,
         canta el triunfo de su caña enferma.
         Arpa él mismo al trasluz de Recanati)

Tu lo has dicho Gerardo.


Invocar a la muerte

frente al triste dolor, al desengaño

y al cansancio infinito del solitario pájaro,
de la luna que todo lo esclarece
silenciosa, impasible.

Una muerte que venga
convertida en  muchacha del  amor.

    (Bellisima fanciulla,
      dolce a veder, non quale
      la si dispinge la cordada gente)

Una muerte que espera, en la colina,
en el paisaje, un mar sin horizonte,
el final de este río que ha gastado
la dolorosa tela de la vida.
            (No envidio nada más.)
Un mar que es el principio de la nada,
el infinito sueño del silencio,
y la  joven que invita
a buscar el naufragio y anegarse
cercano al chopo, al río,
en la paz infinita
de la raíz que forma y sueña y vive
tentativas del hombre infinito.

Sólo somos un cúmulo de viajes,
experiencias y símbolos,
originarios símbolos
que dan vida a la vida que soñamos.

Pero yo me pregunto:
¿Será la paz el sueño de lo eterno?
¿será encontrar la paz ser ya la nada
tras esta amarga  y dolorosa vida?

       (Regresar a la tierra, a la raíz primera,
       donde mirar la luna, la colina…
       donde  sentir el corazón que sueña,
       donde asir la memoria
       al tiempo de los sones de otros tiempos
       ahora que la vida
       ha sentido, vivido, los paisajes.


       Microcosmos de vida en esta vida.


       Hoy tal vez te pregunte:
       ¿Cómo has podido tú, tras tanto tiempo,
       ser el claro reflejo de mi llanto,
       ser yo mismo, ahora mismo, en este instante
       de infinito cansancio, de silencio infinito
       y ser al tiempo tú, tan sólo tú?


      Tal vez es que el poeta escribe lo sabido
       y en la palabra entona el canto
       para sí, para todos.
       Un canto transformado, trascendido,
       tras la experiencia viva
       del viaje externo-interno de la vida,
       con la palabra hecha fulgor ya nueva)

Tanto dolor, cansancio, clama tanto.
Clama por la muchacha que imagino,
su dulzura, su paz...

Anegarse en el mar ¿Será la calma?

Contemplo la colina, el horizonte

       (¡Pequeña inmensidad, oh Recanati,
        oh ese noroeste tan de ti!)

y hay temor a los ojos del olvido,
a la bella muchacha que no sé
si vendrá con la nada en las pupilas
o será tras de sí, límite último,
renacida la luz que a veces sueño.

¡Ay muchacho, qué duda tan extraña!
Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro

Regresar es volver a la raíz primera,
aquí estoy, esperando…

        (Pájaro pensativo y apartado)

la hora de partir hacia el misterio.




       EL HIMNO  DE SCHILLER
                                 (An die freude)

                                       ¡Quien haya conocido la fortuna 

                                                                               de gozar la amistad de algún amigo,         

                                                                               quien haya conquistado algún amor 

                                                                              que una su alegría con la nuestra.


                                                                                          - Fiedrich Schiller-



Aquí sólo hay relámpagos,
pequeñas llamaradas de entusiasmo
que aparecen de pronto y pronto vuelan
al aire de su vuelo,
al aire de los sueños que soñamos,
fulgurantes relámpagos alegres
que iluminan instantes de la vida.

Efímera alegría y sin embargo
la más hermosa dicha entre los hombres.

Hija del Elíseo –la alegría-
en tus campos edénicos: la chispa,
el destello que todos anhelamos.

En la tierra vivimos
del instante dichoso, breve, efímero,
que llega y nos ofrece, en ocasiones,
el más hermoso y dulce de los cantos.

Este es un sueño roto  tantas veces…
  
¡A remendar las horas (y el poema)
a zurcir la tristeza
en solapas y versos de diario,
a esperar que la luz nos ahuyente la sombra!

¡La alegría, en la luz!
Que respiren los hombres de su aliento
en los veloces años de horas lentas
y se alumbre la vida.

¡Que no sea sólo el soplo del instante!

Queremos encontrarla,
soñamos disfrutarla aquí, en el suelo,
hasta que la ceniza vuelva al aire
y, espuma ya, se vaya más allá de las estrellas.



 Y con estos poemas que en su día no se incluyeron en la selección antológica de 2011, se completa todo el libro  Solo la luz alumbra que fue también el título general de aquella extensa antología.

                                                              Manuel López Azorín